REDACCION / rc / EP
Jueves, 27 de octubre 2022, 14:11
Juana Canal Luque era una vecina de Ciudad Lineal que desapareció en febrero de 2003. Durante años fue un caso más en la larga lista de desaparecidos de España, pero a finales 2019 un hecho lo cambió todo: aparecieron huesos en Ávila. Una pareja de senderistas encontró una tibia en un paraje entre los municipios de Navarredonda y Navalacruz, en Ávila, a algo más de 100 kilómetros de Ciudad Lineal. El ADN se cotejó con la muestra de saliva dejada por su hijo en un registro policial y confirmó en un primer momento que era de Juana Canal.
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De forma posterior se hallaron en la zona más restos óseos (incluido el cráneo) y alguna ropa que, a la espera de los análisis del laboratorio, se sospecha que son de la misma víctima. La información no trascendió hasta principios de este verano, lo que dio tiempo a la Policía para avanzar en su investigación. Cuando estaba a punto de prescribir el caso, la Policía Nacional y la Guardia Civil pusieron en marcha el 17 de octubre en el término municipal de Navalacruz un dispositivo de búsqueda de restos mortales.
Los pinchazos telefónicos autorizados por la jueza incriminaron a la expareja de Juana Canal , que ha sido detenido y ha confesado que la enterró en su finca de Ávila, y hacen sospechar de la existencia de un cómplice.
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La mujer, que en 2003 tenía 38 años y vivía en Madrid con sus hijos y su nueva pareja, desapareció tras una fuerte discusión con este. Fue el 22 de febrero de ese año cuando uno de los hijos regresó al domicilio tras pasar la noche fuera y encontró una nota redactada por la pareja de su madre, que le indicaba que habían tenido una fuerte discusión y que ella había salido corriendo y no había logrado encontrarla.
La búsqueda de los restos se centró en una zona de Ávila frecuentada por el sospechoso, la pareja de Juana de entonces, y donde se halló el cadáver en 2019. Una de las hipótesis de la Policía es que la víctima fue asesinada en su propio piso en Madrid y posteriormente su cadáver fue trasladado.
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El 26 de octubre de 2022, Jesús, el exnovio de Juana Canal, fue detenido en Torrejón de Ardoz como principal sospechoso de la muerte violenta de la mujer. La Policía Judicial, con la autorización del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número tres de Ávila, procedió al arresto de Jesús para su posterior traslado a la finca familiar ubicada en el pueblo de Navalacruz y estar presentes en el registro, que tuvo lugar este miércoles.
Antiguo taxista y actual feriante, el detenido está hoy casado, tiene tres hijos y reside en la localidad madrileña de Fuente el Saz de Jarama. Contrajo matrimonio apenas cuatro meses después de la desaparición de Juana, según comentan fuentes del caso.
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Las prisas por tener armado el caso y apuntar a la responsabilidad del detenido se deben a la proximidad de la prescripción de estos hechos, ya que el próximo febrero se iban a cumplir 20 años de la desaparición -investigada inicialmente como voluntaria- de la mujer de su casa de Madrid, donde vivía con Jesús y con sus dos hijos. Ahora que el reloj de la prescripción se ha detenido con el arresto y, a la espera de que el imputado pase a disposición judicial, los investigadores tienen plena confianza en encontrar pruebas definitivas en la propiedad familiar de Navalacruz.
El detenido siempre ha estado en el punto de mira por su versión de la huida voluntaria de Juana, que padecía una depresión cuando ocurrieron los hechos y al parecer tuvo problemas de adicciones. Jesús llevaba saliendo con ella dos años y ambos vivían en un piso de la calle Boldano de Madrid, semiesquina con la de Alcalá. Los hechos ocurrieron el 22 de febrero de 2003, aprovechando, presuntamente, que esa noche ambos se quedaron solos, pues el hijo mayor de Juana, Sergio -fallecido diez años después- pernoctó en la casa de unos tíos.
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Cuando regresó, el joven, que por entonces tenía 19 años, atestiguó que no había nadie en la casa. Su madre había desaparecido, sin llevarse el bolso, la cartera o el móvil, algo que siempre ha extrañado a los investigadores. No obstante, la denuncia de la desaparición recoge que faltaban 600 euros de la vivienda.
Además, Jesús había dejado una nota manuscrita en un papel usado, informando de que habían discutido y que ella se había marchado. Él aseguraba en la misiva que había salido a buscarla. «Sergio, hemos vuelto a discutir y tu madre (ha llamado a la Policía y todo) se ha tomado un montón de pastillas y se ha ido. Ha habido un momento en que se ha quedado muy 'grogi' (sic). Me ha amenazado con beber. Me voy a buscarla», decía el escrito.
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La hipótesis principal de la Policía Judicial es que la víctima fue asesinada en su piso en Madrid y posteriormente su cadáver fue trasladado a la provincia vecina por el detenido, que dejó pasar el tiempo y rehízo su vida al poco de desaparecer Juana con la esperanza de que prescribieran los hechos.
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