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El coche que Miguel Ricart y el prófugo Antonio Anglés utilizaron para raptar a las tres niñas de Alcàsser, un Opel Corsa de color blanco matriculado en 1984, continúa en el depósito judicial de vehículos y permanecerá en este lugar más tiempo como pieza de convicción. La jueza de Alzira que recibió el traspaso del caso ha valorado en los últimos días la posible destrucción de este vehículo y un Seat Ronda, otro automóvil utilizado por los asesinos, pero dos de las acusaciones personadas en la causa se han opuesto a esta medida y han solicitado la conservación de los coches.
Cuando la Guardia Civil de Valencia inspeccionó el Opel Corsa el 28 de enero de 1993, dos agentes especialistas en dactiloscopia recogieron un centenar de pelos y ocho muestras en el maletero, asientos traseros y delanteros, palanca de freno de mano, tapizado, bandejas de las puertas e incluso en los bajos del vehículo. Los agentes utilizaron un reactivo químico denominado cianocrilato para revelar huellas, y también usaron un aspirador para buscar el mayor número posible de pelos y muestras.
Tras el análisis de 165 pelos recogidos en los dos automóviles, los biólogos solo pudieron extraer ADN de siete, según consta en el sumario, y realizaron sendos estudios de polimorfismos nucleares para compararlos con los perfiles genéticos de los sospechosos. Los resultados de dos pruebas fueron coincidentes con las muestras de ADN de Miguel Ricart y Roberto Anglés, aunque este último nunca fue acusado del triple crimen tras descartar la Guardia Civil su participación. Los análisis solo evidenciaron que ambos individuos habían estado en uno de los coches, pero no fueron relevantes en la investigación.
Pruebas de los delitos
Las acusaciones que se oponen a la destrucción de los vehículos consideran que deben conservarse porque son «pruebas materiales de la perpetración de los delitos», que no han prescrito con respecto a Anglés, y no descartan incluso la posibilidad de solicitar nuevas pruebas forenses con métodos que no se utilizaban en 1993.
En el coche de Miguel Ricart, los especialista de la Guardia Civil hallaron una anilla con cinco llaves, unas tijeras, tres piedras, cuatro bengalas, un rollo de cinta aislante, dos cinturones, una gorra, unos alicates, una botella de butano y unas gafas de sol, entre otros objetos. Los agentes también detallaron en sus informes las herramientas y objetos que encontraron en el Seat Ronda: un hacha, una sierra, una colilla, una caja de cerillas, una petaca de cristal, unas tijeras plegables y cuchillas de afeitar, entre otros.
Este segundo vehículo era conducido por Antonio Anglés, aunque en la documentación del coche aún figura como titular Francisco Partera, un amigo del prófugo en aquella época. Ricart tampoco hizo el cambio de titularidad del Opel Corsa tras comprarlo, pocos meses antes de los crímenes, por 300.000 pesetas en Mislata. Los dos automóviles se encuentran en el depósito judicial situado en las instalaciones del centro logístico Stock Circuit en el término de Cheste.
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