El juicio por el crimen de la calle Conde Altea de Valencia sigue con su tercera jornada este miércoles en la Ciudad de la Justicia. Uno de los inspectores de la Policía Nacional que estuvo en la vivienda ha explicado que el ataque fue «largo y continuado» por parte del presunto autor, Alberto L. H., que se ensañó con Cristina B. M., la víctima. Según ha detallado el testigo pericial, mientras señalaba un plano del ático donde se cometieron los hechos en diciembre de 2021, el autor primero golpeó a la chica con una piedra «del tamaño de un puño», la cual se rompió en varios trozos, y después la atacó con un cuchillo. En una declaración muy descriptiva y detallada, el inspector ha argumentado su hipótesis sobre cómo se desarrolló el ataque. El autor presuntamente clavó el cuchillo en la cabeza de la víctima y al no poderlo extraer, volvió a la cocina a por otros dos cuchillos y utensilios como unas tijeras y una cuchilla de afeitar, con las que siguió agrediendo a la fallecida.
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Además, la jefa de Homicidios de la Brigada Provincial ha añadido que en las búsquedas que hizo Alberto por internet en los días previos a los hechos figuraban elementos como bridas de plástico, somníferos y estricnina, un medicamento muy adverso para animales y personas. También buscaba información sobre "cómo tener un accidente y a qué velocidad ir en coche para morir", ha indicado. El inspector, por su parte, ha añadido que «había manchas de sangre por todo el piso», en especial «en la habitación», donde se desarrolló el ataque y restos de la piedra en la almohada. El primer ataque, según el inspector, se realizó mientras Cristina dormía, con el golpe de la piedra en la nuca, y después, con ella ya consciente y defendiéndose, se produjeron el resto de cuchilladas, que ella paró con los antebrazos, en los que se encontraron heridas importantes, hasta que le dio en la cabeza. Según los testigos periciales el cuchillo tenía una hoja de 20 centímetros, de los cuales 15 estaban dentro del cráneo. No obstante, el perito ha aclarado que la herida mortal no fue la de la cabeza, sino la que le hizo en el costado.
Otro de los inspectores de Policía ha calificado la escena como «de las más brutales que he visto en mi carrera», ha dicho. «Había muchísima sangre, en la cama, en el suelo, debajo de la víctima, sangre dispersa en el suelo por el movimiento en la pelea, salpicaduras al sacar el cuchillo. Hasta la pared tenía salpicaduras. Mi conclusión es que el autor estaba a horcajadas sobre ella, con un arma y gran brutalidad y rapidez. Además había un cordón de un batín que rodeaba el cuello de Cristina», ha manifestado. «La víctima recibió el ataque en la habitación y no tuvo posibilidad de escapar», explica, y señala cuál fue la imagen que se encontraron los agentes al llegar al ático: «Cristina estaba recostada y en la cabeza tenía clavado un cuchillo de grandes dimensiones. Había mucha sangre en la habitación por todos los sitios, en el suelo, en las paredes, en la puerta. Hubo pelea pero fue bastante desigual. El ataque se alargó y la víctima se dio cuenta de que la estaban matando, es un ataque largo. No sé si estaba planeado a no».
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En la reconstrucción de la escena, los inspectores explican que el autor, tras una primera agresión, fue a la cocina a por más utensilios y volvió al dormitorio. "Al entrar veo un camino de huellas de pie manchadas de sangre que salían de la habitación hasta la cocina, volvían a la habitación, al baño y a la terraza. Al analizar la escena determinamos que en el momento de los hechos la puerta de la habitación estaba cerrada porque estaba manchada de sangre por dentro", expone el testigo. "Según la composición de lugar que hicimos, el primer golpe fue con una piedra en la cabeza, pero ni la mata ni la anula, ella tiene capacidad de defenderse. Cristina no atacó, sólo se defendió de un ataque con piedra y cuchillo", apunta el inspector. Y reconstruye así el crimen: "Se ven huellas desde la habitación hasta la cocina, los cajones de la cocina están manchados de sangre, porque él atacó y vino a por más utensilios de cocina y volvió a la habitación. El cuchillo se quedó clavado en la cabeza y se fue a buscar más armas. Ese cuchillo no la mató, quizá estaba consciente y él salió a por más armas para volver y continuar".
Junto a ellos han declarado también como testigos Rafael, un compañero de trabajo de Cristina, que asegura que vio a la chica «nerviosa, agobiada y angustiada» en los días previos a los hechos porque le dijo que Alberto quería trabajar en la misma inmobiliaria y Rafael le aconsejó que «sorteara ese problema». También Emilio, un amigo de la infancia de Alberto, que es abogado. El autor del crimen fue a su despacho para contarle que «donde estaba, ya no estaba», lo que él entendió como que se había quedado sin trabajo. «Al perder el trabajo me dijo que su relación con Cristina le importaba y no quería estar en una situación desempleado», ha señalado. Además, el administrador de la finca donde ocurrieron los hechos en Conde Altea ha asegurado que el edificio no tenía cámaras de vigilancia.
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Los miembros de la policía científica, que han intervenido por videoconferencia, confirmaron que la sangre encontrada es de Cristina "excepto la del mango del cuchillo y las tijeras, que aparece ADN mezcla de Cristina y Alberto". También encontraron sangre en el pantalón del pijama del hombre y en los calzoncillos, así como en un cinturón, aunque han confirmado que no había restos de semen en la víctima.
El juez ha insistido a todos los testigos y también a los abogados que utilizaran un lenguaje comprensible para los 12 miembros del jurado popular del caso. Mientras tanto, el acusado se mostraba impasible en todo momento, con la mirada muchas veces perdida en la sala o en un papel en blanco, mientras los testigos explicaban cómo presuntamente mató a su novia y mostraban fotos del comedor de la vivienda y de su terraza, desde donde Alberto, en la noche que ocurrieron los hechos, acabó descolgándose hasta caer en el almacén de un restaurante que hay en el bajo, donde hizo un agujero en el techo. La cuarta sesión del juicio se reanudará este jueves a las 10 de la mañana en la Ciudad de la Justicia de Valencia.
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