El hombre detenido tras huir con sus cuatro hijos a Cullera, tres de ellos menores de edad, ha aceptado una condena por estafa de 1 año y 9 meses de prisión tras engañar a una mujer que estaba en un estado de vulnerabilidad, como defiende la acusación particular de la víctima, haciéndose pasar por abogados y falsificando documentos como sentencias e incluso un auto del Tribunal Supremo para dar credibilidad a su farsa.
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Su mujer, Fátima L.P., también ha sido condenada como la artífice de la estafa. El matrimonio regentaba una tienda de productos esotéricos en la calle Joan Llorens de Valencia, donde impartían diversos cursos de relajación, tarot y otras terapias. En este establecimiento, Fátima L. aprovechó para conocer y ganarse la confianza de personas vulnerables. Después de convencerles, se ofrecía a prestarles su ayuda en temas judiciales.
En esta trama de engaños también ha sido condenada María Magdalena M., una amiga de la pareja que les ayudaba a cometer sus estafas y que también figura como coautora del delito. Entre los tres tendrán que pagar 5.882 euros a la acusación particular más una indemnización de 6.000 euros por daños y perjuicios.
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El pasado 20 de junio fue cuando la Policía Nacional consiguió detener a Juan R., de 51 años, en Cullera junto a María Magdalena M., de 57 y que le ayudó a esconderse de la Justicia junto a los cuatro hijos de este, de los cuales tres eran menores de edad. Además, el matrimonio maltrataba a los niños, según pudieron comprobar las autoridades.
Fue después de que a Fátima L. la encarcelaran hace varios años tras acumular hasta nueve condenas por estafa y tener requerimientos pendientes por hechos similares cuando Juan R. decidió huir junto a sus hijos. Los menores ni siquiera estaban escolarizados desde hacía al menos tres años. Estaban encerrados. Desamparados y sin condiciones de higiene. Vivían privados de cualquier libertad. La vivienda en la que residían estaba en pésimas condiciones. Ahí no se podía vivir. Además, las ventanas siempre estaban bajadas. Esos niños ni siquiera podían ver la luz del sol.
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Los hijos, de 18 años la mayor y el resto de 2, 11 y 15 años malvivían maltratados por sus padres. No podían salir a jugar. A relacionarse con sus amigos en el colegio. No podían llevar una vida normal. El matrimonio no les permitió tener una infancia en condiciones, sólo estaban empeñados en seguir con sus engaños para ganar dinero a costa de personas inocentes.
El hombre también tenía en vigor cinco requisitorias por estafa cuando lo detuvieron. En este juicio, el abogado de la acusación particular, José Manuel Sanchis, ha expresado que su clienta «estaba en un mal momento personal y laboral. La pilló en un momento de agobio y ha sido la Justicia quien ha devuelto las cosas a su sitio».
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