Cae el ladrón de las bibliotecas de Valencia

'La ladrona de libros', novela de Markus Zusak, triunfó tras su publicación en 2005 y hasta fue llevada al cine. En este caso es un ladrón de libros al que la Policía Nacional ha tenido que parar los pies después de saquear con hurtos bibliotecas de Valencia con el propósito de revender las obras literarias de las que apoderaba.

El sospechoso, arrestado en la ciudad, es un hombre de 52 años de origen español acusado de un delito continuado de hurto. La Jefatura Superior de Policía estima que ha podido sustraer numerosos libros de diferentes bibliotecas públicas por valor de 1.264 euros.

Las investigaciones comenzaron tras recibir una denuncia en la que se comunicaba la sustracción de un gran número de publicaciones de diferentes bibliotecas valencianas de la red pública.

Tras varias pesquisas, los agentes averiguaron que existía un perfil en una aplicación de internet de compraventa desde donde se anunciaban diversos libros. El vendedor mencionaba en sus ofertas que las obras contenían sellos de biblioteca, pero indicaba que éstos no estaban a la vista.

Como pudo averiguar la Policía Nacional, el usuario tenía más de 300 ventas calificadas en la aplicación. E incluso anunciaba publicaciones de libros que podría sustraer posteriormente, es decir, recibía pedidos «a la carta», como destaca la Jefatura Superior de Policía. Era algo así como 'dígame que libro quiere, que yo ya lo robo'.

Los policías localizaron finalmente al sospechoso, que ha sido detenido como presunto autor de un delito continuado de hurto. Los agentes, además, han logrado recuperar parte del material sustraído, que ha sido devuelto al gerente de las Bibliotecas Municipales de Valencia para que vuelvan a estar disponibles para los usuarios de la ciudad.

El arrestado, sin antecedentes policiales, ha sido puesto en libertad una vez oído en declaración. Eso sí, ha sido advertido de la obligación de comparecer ante la autoridad judicial cuando sea requerido.

En abril del año pasado, los Mossos d’Esquadra atraparon a un delincuente con una similar querencia delictiva hacia la literatura. En su caso, no se movía entre bibliotecas públicas, sino por librerías. Se trataba de un hombre de mediana edad, elegante, con buena apariencia y muy educado, lo que le ayudaba a no despertar sospechas entre los responsables de los establecimientos.

Su método para apropiarse de los tomos era siempre el mismo: adquiría un libro, pedía que se lo envolviesen y entonces aprovechaba ese momento para dirigirse a las estanterías y hurtar los títulos que se le antojaban.

Iba muy bien pertrechado para su propósito, puesto que empleaba un abrigo con gran cantidad de bolsillos interiores confeccionado precisamente para ocultar su botín literario. Era una especie de ladrón ‘canguro’. Pero una sobrecarga de libros lo delató: llevaba escondidos siete obras entre sus prendas.

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