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La DANA no sólo le robó a su madre, si no que también amenazaba con privarle de su duelo. Juan Monraval es un vecino de Catarroja. Su madre, Isabel Ibáñez, es otra de las víctimas del temporal. Cuando le notificaron su fallecimiento le dijeron que no podría enterrarla en el cementerio del pueblo por el estado en el que se había quedado tras las inundaciones. Pero Juan no estaba dispuesto a enterrar a su madre en otro lugar que no fuera junto a su padre. Estuvieron casados durante 64 años . Sólo los separó la muerte.
El afectado, junto a un grupo de voluntarios, han trabajado de sol a sol para poder enterrar a sus familiares en el camposanto de Catarroja. Acudían a limpiar a las siete de la mañana. No soltaban las escobas hasta que anochecía. Y lograron su objetivo. Ya pueden velar a los fallecidos en el lugar que les corresponde. El tono de voz de Juan ha cambiado. Por fin ha recobrado la alegría: «Mi madre va a poder descansar en la misma tumba que mi padre», dice complacido. Todavía tiene que lidiar con el duelo de perder a la mujer que le dio la vida, pero al menos tiene un lugar en el que llorar su pérdida
«Me dijeron que si la enterraba en otro cementerio podían pasar hasta 10 años hasta que pudiera trasladarla. Para mí no había otra opción que no fuera enterrar a mi madre en el cementerio de Catarroja», defiende Juan. Desde el primer momento estaba decidido a hacer lo que hiciera falta. «Efectivos no han venido. Hemos sido los vecinos los que nos hemos encargado», comenta.
El próximo sábado 16 de noviembre será el entierro de Isabel Ibáñez. Es su pueblo. Junto a su familia. Como ella anhelaba que fuera cuando le llegara la hora.
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