Javier Boix, abogado de Maje: el mago de la toga
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El catedrático ha logrado sentencias favorables en casos complejos para Camps, Zaplana, Blasco o el hombre absuelto del crimen del séptimo piso·
El catedrático ha logrado sentencias favorables en casos complejos para Camps, Zaplana, Blasco o el hombre absuelto del crimen del séptimo pisoJavier Boix rehuye el protagonismo. El abogado que ha defendido a Maje en el juicio no quiso hacer declaraciones antes de la vista. Tampoco a solicitud de LAS PROVINCIAS con una llamada a su despacho. Sus palabras las reserva para la sala de vistas. O las aulas universitarias. Ahí su leyenda se ensancha. En la primera sesión del juicio a la acusada de asesinar a su marido junto con su amante, el efecto Boix ya se hizo notar al conseguir algo poco habitual en los juicios penales: que los acusados declaren al final, en lugar de al principio.
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El letrado Juan Molpeceres fue alumno de Boix. Casualmente le precedió con éxito en la sala del jurado, pues fue quien logró la prisión permanente revisable para el asesino de la joven de Chella. «Lo de que el acusado declare el último yo lo pido en todos los juicios. A veces se concede y otras no. No está previsto legalmente pero tampoco hay obstáculo. Es más garantista con el derecho de defensa porque cuando declara el sospechoso se han escuchado todas las pruebas«. Molpeceres lo apercia »como persona y jurista« y añade: »Me ha enseñado a apreciar el derecho penal«. Lo define como «considerado y colaborador».
Boix ha jugado en todos los campos: tanto en el criminal como en el de la maraña judicial política. Uno de sus éxitos jurídicos más sonados fue el de un supuesto homicidio, también en el seno de una pareja. Año 1999. En el banquillo, un constructor valenciano acusado de arrojar a su mujer desde el séptimo piso de un edificio en obras en el que se habían citado. El balcón no tenía aún barandilla.
El letrado sembró la duda en el jurado sobre si la mujer gritó antes de caer «¡que me tira!», lo que indicaría un empujón, o «¡estira'm!», en valenciano, más vinculado a una muerte accidental por resbalón de ella. El jurado se creyó esta segunda versión y al acusado se le declaró inocente.
En los 90 ya logró que se anularan las escuchas telefónicas en uno de los escándalos de corrupción del PP, el caso 'Naseiro', y consiguió la exculpación de Eduardo Zaplana. Le siguieron como clientes el expresidente Francisco Camps, absuelto también en el asunto de los trajes, Carlos Fabra o Rafael Blasco. Pere Fuset, de signo político opuesto, fue de los últimos políticos en buscar al curtido penalista ante su acusación en la muerte de un operario en Viveros.
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Boix nació en 1951, se licenció en 1973 y se doctoró con 25 años. Combina los juicios con la cátedra de Derecho Penal de la Universitat de Valencia. El también penalista Óscar Fernández lo define como «jurista hasta la médula, abogado incisivo, pluma incansable y compañero entrañable». La letrada Sonia García destaca la «valía de todos los abogados» del caso Maje y augura «un debate jurídico de gran altura».
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