Fiesta blanca. Es el nombre con el que se ha extendido, popularmente, la combinación de consumo de cocaína y prácticas sexuales. Son muchos los anuncios de páginas de contactos en los que se ofrece como una alternativa más en el mundo de las citas. Sin embargo, dentro de los posibles consumos hay uno en el que existe mayor peligrosidad: la aproximación del estupefaciente a los órganos sexuales y la zona rectal, como confirmaron fuentes sanitarias.
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Esta es la actividad que atraía a Jorge Ignacio P. J. y que deseaba en sus citas, a tenor de sus declaraciones e investigaciones policiales en marcha. En teoría, él debía ser consciente del riesgo. Sus antecedentes relacionados con el narcotráfico lo convertían en una persona conocedora del mundo de los estupefacientes. Pero no sólo eso. Si revisamos la historia del caso y sus antecedentes, el hecho de que se le investigara por la muerte de una mujer con esta práctica en abril en Valencia para nada le apartó de seguir utilizándola, como lo demuestra su propia confesión ante la Guardia Civil tras la desaparición de Marta Calvo. En ella mantiene que se encontró muerta a la joven de 25 años después de la mencionada combinación de sexo y cocaína.
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Pero la aparición de dos 'supervivientes' a Jorge que dicen haber sido forzadas a esta práctica por parte del sospechoso da un tremendo giro al caso desde el punto de vida policial y en cuanto a las consecuencias jurídicas. No es lo mismo una 'fiesta blanca' consentida por ambas partes en las que los dos asumen sus propios riesgos que el hecho de obligar a mujeres a someterse al peligroso antojo sexual poniendo en serio riesgo su vida. O, lo que aún sería más grave, como un sistema ideado para perseguir intencionadamente su muerte, con lo que estaríamos, de lleno, en un asesino en serie. Y, en ambos casos, en uno de los más crueles casos de violencia machista conocido hasta la fecha.
Estas son las posibilidades en las que se mueve ahora mismo la investigación en torno a Jorge. Por el momento, se le ha abierto una causa por homicidio en relación a Marta Calvo. La instrucción aún no ha podido concretar si es imprudente o doloso. Y la ausencia del cuerpo de la joven tampoco permite establecer si fue forzada de algún modo, lo que sitúa la investigación en una tesitura muy complicada.
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La clave respecto al método de Jorge estará, por tanto, en las dos mujeres que sí han testificado en el caso tras citas sexuales con el sospechoso. Una dice que Jorge le suministró una bebida y perdió el conocimiento antes de encontrarse cocaína en roca en su zona genital. La otra manifiesta que huyó después de que él insistiera en la peligrosa práctica.
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Para Pilar Jove, abogada de la familia de Marta Calvo, drogar a alquien sin conocimiento de la víctima de que lo consumido es estupefaciente o forzar a consumir una droga a alguien de cualquier modo con amenazas o fuerza «podría entrañar desde un delito de coacciones hasta amenazas, pasando por delito contra la salud publica». Las dos mujeres muertas en Valencia también sufrieron sobredosis de cocaína y en ambos casos se investiga si fue por culpa del método de Jorge.
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