Así es la mente de un asesino

José Antonio A. es el despiadado hombre que asesinó a su hijo de tan sólo 11 años para vengarse de su exmujer por haberse divorciado de él. «Seguramente el que mejor explicó el móvil del crimen fue él: quería hacer daño a su ex. No consideraba a su hijo como un ser humano, sino como un medio para su fin», apunta Enrique Carbonell.

El doctor en Psicología considera que el parricida de Sueca no es una persona que pueda vivir ateniéndose a las normas de una sociedad porque «está completamente alejado de la realidad». Durante el juicio se puso de manifiesto la «extrema crueldad»de José Antonio A.:dejó que el niño respondiera la llamada de su madre mientras lo apuñalaba para que le oyera agonizar. Vicente Garrido dictamina que este asesino presenta rasgos de psicopatía y sadismo. «Es un peligro claro para cualquier mujer que esté con él».

Era abogado y profesor de criminología en la universidad pero Alberto L. mató a su novia con una decena de puñaladas mientras ella dormía y luego se lanzó por el ático. Cayó en un restaurante que había debajo de su casa en Conde Altea y llamó a Emergencias diciendo que había entrado a robar. Fue en el hospital cuando lo detuvieron al encontrar el cuerpo sin vida de Cristina en su vivienda.

Pero, ¿por qué un ataque tan brutal? Primero la golpeó con una roca mientras dormía y fue luego cuando cogió los cuchillos de cocina. Enrique Carbonell lo tiene claro: «Se desbordó emocionalmente y una vez que comenzó con su ataque prosiguió asestándole puñaladas para representarlo como un acto de locura». De hecho, durante el juicio el ahora condenado trató de justificarse en una fobia de impulsión que le había llevado a cometer un crimen tan atroz. Falso. Los peritos lo desmintieron. Además, que saltara del ático e inventara que había entrado a robar es otro factor que demuestra el intento frustrado de ocultar el crimen.

Los expertos coinciden en que se mueve por un irrefrenable miedo al abandono. Él mismo confesó a la psiquiatra que lo evaluó que tenía miedo de que Cristina lo dejara porque era demasiado para él. Algo que negó en el juicio. «La ira proviene de un narcisismo muy vulnerable. Tiene un gran autoconcepto de sí mismo pero muy frágil. Percibe el rechazo como algo intolerable», matiza Garrido.

La mujer que mató a su novio con laxantes para apoderarse de su patrimonio ha llamado la atención de los expertos en Criminología. Sobre todo, por su persistencia. Mari Carmen B. asesinó a su pareja con una cantidad masiva de laxantes que le iba administrando en la comida sin su conocimiento. Una forma de asesinar que requiere de mucha paciencia.

Para Carbonell, usar este método suponía para ella dos estímulos: hacer que el hombre fuera dependiente de ella para que lo cuidara para finalmente conseguir desvalijarle las cuentas bancarias y matarlo. «Es una mujer muy manipuladora, con un carácter muy psicopático», desvela el profesional.

La lectura que hace Vicente Garrido es que Mari Carmen corresponde con el término de 'viuda negra'. «El paralelismo más evidente por lo que respecta a su modus operandi es con los llamados 'ángeles de la muerte', que en su rol de enfermeras o médicos (aunque es menos probable) matan a sus pacientes con tratamientos inadecuados... sólo que aquí se incluye la relación amorosa y el afán de lucro», detalla el catedrático.

Uno de los homicidas más despiadados de la historia negra de la Comunitat. Introducía en el cuerpo de sus víctimas, todas ellas prostitutas, cantidades descomunales de cocaína y observaba cómo perdían la vida. Jorge Ignacio Palma fue condenado por matar a tres mujeres e intentarlo con otras tres. La madre de Marta Calvo destapó al monstruo.

«También es un agresor sexual en potencia. Actuaba para satisfacer sus deseos. No veía a las mujeres como personas, sino como objetos», opina Carbonell. Incapaz de empatizar. De valorar las vidas de las víctimas. Es el perfecto modelo de asesino en serie, según opina Garrido. Dos palabras retratan su endiablada personalidad: psicópata y sádico.