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No son casos aislados. Los delitos contra la libertad sexual acaparan buena parte de la actividad de la Audiencia Provincial de Valencia. Mirar el calendario de señalamientos es observar cómo la misma historia se repite sin cesar. En lo que va de año, cuatro de ... cada diez delitos que se han juzgado en la audiencia han sido sobre agresiones sexuales.
A esta cifra, alarmante de por sí, habría que sumarle todos los procedimientos de esta índole que se llevan a otros juzgados ordinarios. Pero, aun así, las estadísticas no recogen a todas las víctimas. Como ya informó LAS PROVINCIAS, sólo se ponen en manos de la Justicia el 15% de delitos de agresiones sexuales.
Dos estudios de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUD) y de Save the Children apuntan a que sólo se denuncian entre el 10 y el 15% de los delitos contra la integridad sexual. Alrededor del 85% de las víctimas deciden guardar silencio. No contar el dolor que les atraviesa por dentro. Aunque el año pasado se denunciaran en la Comunitat Valenciana un total de 2.203 delitos contra la integridad sexual, si hacemos caso a los estudios, unos 10.000 casos jamás salieron a la luz.
Decenas de mujeres, adolescentes e incluso niñas han tenido que cruzar este año el arco de la Ciudad de la Justicia de Valencia. Un total de 80 víctimas han tenido que acudir a la Audiencia Provincial. Han vuelto a estar a escasos metros de su agresor, sentado en la misma sala de vistas. No han tenido otra opción que aguantar el duro golpe que supone revivir el trauma una y otra vez. Repetir ante varias autoridades, hasta que llegue el momento de sentarse ante un Tribunal, la pesadilla que les tocó vivir. Y después, esperar a una sentencia aún a sabiendas que los procesos judiciales son largos y exasperantes. Más ahora, teniendo en cuenta el colapso que trajo consigo la huelga de los Letrados de la Administración de la Justicia (LAJ) y de los funcionarios.
Este lunes ha sido María la que ha tenido que ir al juzgado. Ha pedido un paraban para que su mirada no se cruzara con el hombre que presuntamente la violó mientras ella estaba dormida. Inconsciente por los efectos del alcohol. Tan sólo tenía 17 años. Según ha declarado, el acusado era un conocido suyo. Aceptó tomar con él unas copas. «Lo último que recuerdo es estar en el pub y después me desperté en una casa que no conocía mientras él intentaba practicarme relaciones sexuales», ha recordado. El investigado se ha acogido a la típica defensa: «Ella quería». Ahora se enfrenta a una pena de 8 años de prisión.
María conocía a su agresor, como la mayoría de víctimas que han pasado por la Audiencia Provincial de Valencia y han tenido que pronunciar la terrible frase: «Me han violado». Una oración que se atasca en la garganta y que remueve el estómago. Contemplar el listado de los casos reales desmitifica la creencia popular de que las agresiones sexuales sólo ocurren en calles oscuras y a altas horas de la madrugada si tienes la mala suerte de toparte con un desconocido con intenciones deleznables.
Otra de las víctimas tenía tan sólo 12 años. El hombre que presuntamente la agredió era su tío, para el que la Fiscalía pide una pena de 15 años de prisión. La niña tenía al depredador en casa. Él tenía que recogerla del colegio, ayudarla con los deberes, cuidarla... Era su familia. Pero en lugar de eso, de darle una infancia feliz, supuestamente el hombre la forzaba sexualmente y le realizaba tocamientos en sus partes íntimas.
Al parecer, al investigado no le bastaba con atentar contra la libertad sexual de su sobrina, si no que también la amenazaba de que la mataría a ella y a su madre si se le ocurría abrir la boca y contar lo sucedido. Los lobos no están tan lejos como parece.
El 27 de abril se sentó en el banquillo de la audiencia un hombre que se enfrenta a una pena de 25 años de prisión. No sólo grabó sin su consentimiento a la que era su pareja sentimental mientras estaba desnuda. Presuntamente, ese hombre abusó sexualmente de la hija de unos amigos íntimos y también le instaló una cámara de vídeo para grabarla en ropa interior. 11 años tenía la niña. Otra menor que ya sabe lo que es tener que declarar delante de un juez. Lo que es vivir una experiencia tan traumática en una edad en la que debería estar destinada a jugar. Ya son 80 las víctimas de este tipo de delitos que han pasado por la audiencia este año. Y las que quedan por llegar.
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