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El cadáver del canónigo es sacado del inmueble en el que han sucedido los hechos en Valencia.

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El cadáver del canónigo es sacado del inmueble en el que han sucedido los hechos en Valencia. Damián Torres

Hallan muerto con signos de asfixia a un canónigo de la Catedral de Valencia

El autor del crimen mandó mensajes con el móvil del sacerdote para simular que estaba vivo y el cadáver fue encontrado en su casa sin indicios de robo en la calle Avellanas

Martes, 23 de enero 2024

Misterioso crimen en el corazón del casco antiguo de Valencia. Un canónigo emérito de la Catedral de Valencia, el sacerdote Alfonso López Benito, de 80 años de edad, ha sido hallado muerto en la mañana de este martes en su domicilio, una vivienda de la calle Avellanas junto al Arzobispado, con signos de asfixia y otros indicios criminales.

El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia se ha hecho cargo de las investigaciones. Según los vecinos del inmueble, la víctima estaba vestida y acostada en su dormitorio cuando el portero del edificio entró en la vivienda. Un amigo del religioso le pidió que abriera la puerta y comprobara si estaba dentro, porque había quedado con él y no respondía a sus llamadas.

Ambos estaban preocupados y temían que el sacerdote pudiera haber sufrido algún problema grave de salud, por lo que decidieron entrar en el domicilio con la llave que tenía el portero. Tras descubrir el cadáver y comprobar que el cuerpo estaba frío y rígido, los dos hombres se asustaron mucho, salieron de la vivienda y llamaron de inmediato al 091.

El portero del edificio mostró a los investigadores un mensaje de WhatsApp que había recibido poco antes en el que la víctima le decía que tenía unos asuntos personales que resolver y que se ausentaría durante una semana. Y por este motivo no echó en falta al sacerdote, con el que tenía muy buena relación, ni le extrañó que no acudiera a la procesión de San Vicente Mártir, como hace todos los años.

Aunque el canónigo emérito de la catedral tomó posesión de su cargo en 2015, junto a Arturo Climent Bonafé, se había jubilado hace poco y ahora tenía más tiempo libre, según señalaron fuentes de la archidiócesis. Los amigos y compañeros del sacerdote lo definen como un «hombre muy querido en la diócesis, jovial y con gran sentido del humor, especializado en las últimas décadas en el trabajo sobre los mártires de la persecución religiosa».

Los primeros policías que entraron en la vivienda no hallaron señales de robo ni desorden en las habitaciones. Tampoco observaron nada sospechoso que les hiciera pensar que estaban ante el escenario de un crimen. La calefacción de la vivienda se encontraba encendida.

Pero los mensajes que recibió el portero indican que alguien suplantó al religioso fallecido, un indicio criminal que hizo recelar a los investigadores. ¿Por qué alguien querría hacer creer que el canónigo estaba vivo?

Los agentes del Grupo de Homicidios, que tratan de responder a esta y otras preguntas, han centrado las primeras investigaciones en el círculo de amistades y conocidos de la víctima, así como en los jóvenes que frecuentaban la vivienda.

Don Alfonso, como le llamaban sus vecinos, era un hombre tan caritativo como confiado y había ayudado en los últimos años a varios jóvenes con antecedentes policiales que trataban de reconducir su vida. Algunos de ellos habían estado en su casa, en el número 22 de la calle Avellanas, y conocían sus costumbres, sus rutinas y hasta su amistad con el portero.

El estado de rigidez del cuerpo indica que el religioso podría haber muerto hace varios días. Aunque el cadáver no presentaba signos aparentes de violencia como heridas sangrantes, los agentes de la Policía Científica y la forense de guardia sospechan que el sacerdote podría haber sido asfixiado con una almohada.

Los investigadores examinaron de forma minuciosa la cara de la víctima en busca de señales externas de una suspensión de la respiración, y también comprobaron si tenía alguna marca en el cuello.

Tras recibir el aviso de la posible muerte violenta, un equipo de Policía Científica y agentes del Grupo de Homicidios se desplazaron a la calle Avellanas. Los investigadores embolsaron sus pies antes de entrar en la vivienda, que no estaba revuelta, para no contaminar la escena del crimen y buscaron huellas y otros indicios criminales durante varias horas.

La puerta de la casa no había sido forzada, por lo que todo parece indicar que la víctima habría abierto la puerta al hombre que acabó con su vida, o bien este tendría una llave de la vivienda, algo menos probable.

La Policía sospecha que el autor del crimen utilizó luego el teléfono móvil del clérigo para enviar mensajes a personas que lo conocían y simular que estaba vivo. Además del portero, al parecer, hay más personas que habrían recibido estos mensajes de WhatsApp en los últimos días, por lo que los investigadores tratan ahora de localizarlas para hablar con ellas y reconstruir las últimas horas de vida del sacerdote.

Recibió amenazas

La víctima recibió amenazas, presuntamente, de un joven que llamaba al timbre de su casa porque, al parecer, le debía dinero. Aunque estos hechos ocurrieron hace dos años, los vecinos del edificio habían mostrado su preocupación por este incidente, ya que el chico se mostró muy agresivo incluso con el portero.

El Arzobispado, en una nota enviada a los medios de comunicación, ha comunicado el «fallecimiento de Alfonso López Benito, canónigo emérito de la Catedral de Valencia, del que hemos tenido conocimiento a través de la Policía Nacional y medios de comunicación».

La archidiócesis de Valencia ha lamentado el triste fallecimiento. «Estamos a disposición de las autoridades por si la colaboración del Arzobispado pudiera servir para el esclarecimiento de los hechos. Trasladamos nuestras condolencias a la familia», afirma el comunicado.

Levantamiento del cadáver

Los trabajadores del retén fúnebre realizaron el levantamiento del cadáver sobre las 14 horas después de que la jueza de guardia supervisara la minuciosa inspección de la Policía Científica en la escena del crimen y las primeras investigaciones del Grupo de Homicidios. El cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Valencia para practicarle la correspondiente autopsia.

En la calle Avellanas se concentraron varios sacerdotes y amigos de la víctima tras enterarse de la trágica noticia. «Me ha venido un escalofrío por todo el cuerpo», manifestó uno de los religiosos con el rostro cariacontecido.

Entre 1999 y 2015, López Benito fue canónigo de la colegiata-parroquia de San Bartolomé Apóstol y San Miguel Arcángel, en la ciudad de Valencia, donde nació. Recibió la ordenación sacerdotal en Valencia en 1969, publicó varios libros, era doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, fue párroco en varias localidades valencianas y profesor del Instituto de Estudios Jurídicos de Valencia y de la Facultad de Derecho Canónico. Además, la víctima trabajó en el Tribunal Eclesiástico de la archidiócesis de Valencia.

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