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Fredy Alexander, el colombiano de 37 años que retuvo al agresor hasta la llegada de la Policía Local, ayer en Valencia. JESÚS SIGNES

«De aquí no te mueves hasta que yo te lo diga»

Sucesos ·

Dos vecinos evitan que un hombre huya tras acuchillar a su expareja

Viernes, 26 de junio 2020, 00:35

Cristina, alicantina de 40 años residente en Valencia, se recupera en su casa de dos heridas de cuchillo en la espalda y en el abdomen. Su expareja, un hombre de 44 años, se las causó presuntamente el miércoles tras quebrantar una orden de alejamiento y sorprenderla en plena calle.

«Yo iba a comprar el pan a una gasolinera cuando apareció. Quería que volviera con él. Le dije que no y me empezó a acuchillar». Agentes de la Quinta Unidad de Distrito de la Policía Local (Benicalap) arrestaron al sospechoso gracias a que un vecino le puso la zancadilla y otro lo retuvo hasta que llegaron los agentes.

Los hechos sucedieron a las 11.30 horas, en la calle Periodista Gil Sumbiela de Valencia. El hombre quebrantó el alejamiento que sobre él pesaba desde principios de mayo y abordó a su exmujer. Le profirió graves insultos, le recriminó una supuesta relación de la víctima con otro hombre y salió tras ella. Cristina intentó escapar, pero el agresor la alcanzó, la derribó y le asestó varias cuchilladas hasta partirse el filo de 15 centímetros.

«Pensé que me mataba. Empecé a gritar y los vecinos vinieron a ayudarme. Si no es por ellos no lo cuento», describe la mujer agradecida. La colaboración ciudadana fue crucial. Varios testigos fueron a auxiliar a la víctima y otros corrieron tras el agresor.

Su huida se fue al traste gracias a la zancadilla de un colombiano que estaba sentado en la terraza de un bar. El sospechoso cayó al suelo y entonces intervino un vecino de la misma nacionalidad, Fredy Alexander, un cerrajero y fontanero de 30 años. Él lo retuvo hasta la llegada de los agentes. «Lo inmovilicé, le aparté la mochila por si acaso y le dije: de aquí no te mueves hasta que yo te lo diga». Tal fue su contundencia que el agresor obedeció y, dolorido por la caída, «se recostó sobre un coche». Fredy no se siente un héroe. «Creo que hice lo coherente. No podemos quedarnos quietos mientras hacen daño a una mujer».

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