El actor Ignacio Jordá. LP

Nacho Vidal afirma que la víctima del ritual no murió por inhalar el veneno de sapo bufo

El actor de cine para adultos asegura que el fotógrafo José Luis Abad falleció «debido a una parada cardiorrespiratoria por un bajón o subidón de azúcar»

J. Martínez

Valencia

Miércoles, 5 de junio 2024

El actor Ignacio Jordá, más conocido como Nacho Vidal, se ha pronunciado en el programa 'TardeAR' de Telecinco sobre el juicio que afrontará por la muerte del fotógrafo José Luis Abad en un ritual con veneno de sapo bufo. «Me pone mal que sigan todavía con esto, que busquen culpables cuando ya el perito de la Fiscalía lo dejó claro. No se ha muerto por tomar sapo, se ha muerto de otra cosa. Se murió debido a una parada cardiorrespiratoria por un bajón o subidón de azúcar, porque era diabético. Ni homicidio involuntario ni su puta madre», afirmó el encausado.

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Como ya informó LAS PROVINCIAS, el actor de cine para adultos se enfrenta a una condena de siete años de cárcel. La acusación particular que ejerce un hermano de la víctima pide cuatro años de prisión por el delito de homicidio imprudente y otros tres años de cárcel por un delito contra la salud pública.

Respecto a la pena que pide la acusación particular, el procesado manifestó: «¿Qué quieren, dinero o cárcel? Porque quieren una indemnización también. Es un juicio sin sentido, y como juicio sin sentido que es, pues cuando salga lo afrontaré». También dijo: «Tengo el mejor abogado de mi vida, que es la puta inocencia».

El actor y sus dos ayudantes en el ritual de sapo bufo serán juzgados después que la Audiencia Provincial de Valencia revocara el sobreseimiento provisional de la causa abierta por el Juzgado de Instrucción número 2 de Xàtiva, que posteriormente dictó el auto de procedimiento abreviado para la apertura de juicio.

El ritual dirigido por los acusados resultó ser «irracional, temerario y muy peligroso», afirma el abogado Javier Vilarrubí, que ejerce una de las dos acusaciones particulares en representación de uno de los hermanos de la víctima. «Obviaron todos los cuantificadores que podían aumentar más el riesgo a pesar de conocer la ilícita y peligrosísima sustancia que estaban haciendo inhalar a la víctima», añade el letrado.

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Según el auto de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Valencia, el actor porno asumió la función de director del ritual, que se llevó a cabo en su propio domicilio en Enguera, y también se atribuyó un conocimiento especial sobre esta clase de «ceremonias».

«Un tío dice que se le han muerto dos o tres en una ceremonia, pero nadie le investiga ni le dicen nada. Se investiga el de Nacho Vidal, porque como es actor hay que hacerle daño. Le tienes que joder de alguna manera, o piensan que es millonario y quieren su dinero. Yo qué sé», señaló el actor y productor en el programa 'TardeAR'.

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El tribunal también considera probado que el actor dispuso de la dosis que debía de inhalar la víctima en una pipeta de cristal, una sustancia alucinógena que no llevó a la casa el fotógrafo fallecido, como declaró Nacho Vidal, sino que la sacó él del cajón de un mueble de su cocina, tal y como recoge la grabación de la cámara de seguridad.

Tras estimar el recurso de apelación presentado por las dos acusaciones particulares, los magistrados de la Audiencia Provincial de Valencia concluyen que el encausado «conocía la toxicidad de la sustancia que iba a administrar al fallecido (5-Metoxi-N, NDimetiltriptamina), y pese a ello, no adoptó ninguna precaución ni antes ni durante su administración: carecía de formación médica, dispuso la dosis sin que conste que adoptara medida alguna para medirla o, en su caso, determinar su pureza».

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Además, el actor «no realizó ningún estudio previo (analítico o de anamnesis) para conocer el estado de salud de la víctima, no procuró que hubiera alguna clase de asistencia médica (en lugar donde dirigió el ritual) ni recabó un urgente auxilio en cuanto el hombre perdió el conocimiento», afirma la resolución judicial.

El tribunal no considera que el fotógrafo fallecido fuera informado de los riesgos que asumía al inhalar la sustancia alucinógena, y menos aún que el daño «sea imputable únicamente a la decisión de la víctima de someterse a la ceremonia cuando, como se ha visto, es extensa la sucesión de acciones reprochables» al principal encausado.

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Otra de las personas procesadas en la causa, Verónica J. M., prima del actor y ayudante en el ritual mortal, se enfrenta también a una pena de siete años de prisión por los mismos delitos «al tener participación directa en los hechos y penalmente imputable», según el escrito de acusación.

El tercer implicado, Miguel Ángel C. A., un amigo del actor que se encargaba del mantenimiento de la casa, «prestó su colaboración al resto de acusados para ocultar, tapar y eliminar todo vestigio que pudiera incriminarlos», según Vilarrubí. Este encausado se enfrenta a una pena de tres años de cárcel por un delito de encubrimiento.

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Un ritual del droga y muerte

El fotógrafo José Luis Abad puso su vida en manos del actor porno y también lo incriminó, sin saberlo, cuando pidió aquel fatídico domingo que utilizaran su móvil iPhone para grabar el peligroso rito. El vídeo de 22 minutos y 30 segundos se convirtió en la principal prueba acusatoria del delito de homicidio imprudente que cometieron, presuntamente, Ignacio Jordá y los otros dos procesados.

La secuencia de fotogramas figura en el sumario y supone una prueba inalterable que permitió a la Guardia Civil de Xàtiva reconstruir los trágicos hechos y detener a los tres presuntos responsables de la muerte del fotógrafo. El ritual mortal de sapo bufo tuvo lugar el 28 de julio de 2019 en la 'mansión Playboy', como llaman los vecinos de Enguera a la casa del actor.

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Las imágenes que grabó uno de los procesados son desgarradoras. El vídeo muestra con detalle cómo murió Abad tras inhalar durante cerca de 20 segundos la 'molécula de Dios', nombre por el que también se conoce al veneno de sapo bufo. Vidal puso la pipeta en la boca del fotógrafo tres veces y su empleado amortiguó con sus brazos la caída.

Instantes después, Abad comenzó a sufrir convulsiones y contorsionó sus brazos y pies. El trance no sorprendió al actor ni a sus dos acompañantes, que siguieron grabando y tocando un pandero y dos campanillas como parte del ritual, pero el pecho y la cabeza de la víctima se amorataron y Vidal le practicó las primeras maniobras de reanimación.

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El rito de desintoxicación continuó pese a que el fotógrafo permaneció inmóvil mucho tiempo. Poco antes de que Verónica J. dejara de grabar, su primo acercó su cara a la nariz de la víctima para comprobar si respiraba. Aunque la situación era angustiosa y se rozaba la tragedia, todavía no llamaron al 112. El actor trató de reanimar otra vez al moribundo al insuflarle aire en sus pulmones con la respiración boca a boca. Tampoco reaccionó. Siguió inmóvil en el suelo con el torso desnudo.

Segundos después, Vidal pidió a su prima que dejara de grabar y le dijo que llamara al 112. El reloj marcaba las 11.04 horas, según consta en el sumario. El fotógrafo no abrió los ojos ni sus labios. Tras recibir el aviso de que un hombre había sufrido un infarto y no respiraba, un equipo del SAMU acudió con urgencia a la casa de Enguera.

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Antes llegaron un guarda forestal y dos policías locales. Uno de los agentes se turnó con el actor en las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Sus esfuerzos fueron en vano. El médico certificó el fallecimiento sobre las once y media de la mañana. La prima del actor rompió a llorar. Verónica había sido la intermediaria en aquel ritual de droga y muerte.

La víctima era su amigo y le había pedido con insistencia inhalar el veneno de sapo bufo bajo el control de Vidal, que en aquella época hacía apología de esta sustancia alucinógena en vídeos que difundía en internet. Varias conversaciones de WhatsApp, que también figuran en el sumario, ponen de manifiesto los preparativos al recomendarle al fotógrafo que comiera pescado y verdura la semana previa a la sesión.

Tras visionar los 22 minutos y 30 segundos de grabación, el Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Xàtiva concluye en su informe que las tres personas investigadas actuaron con temeridad y grave desprecio a la vida. Los investigadores también sospechan que el actor compró la peligrosa sustancia alucinógena a través de internet –aunque él lo negó en su declaración–, y por eso habría cobrado 150 euros por la sesión, presuntamente, como asegura un amigo de la víctima.

Otro indicio que aumenta las sospechas sobre el actor y sus ayudantes es que no desvelaron la existencia del vídeo en julio de 2019 cuando facilitaron a la Guardia Civil las grabaciones de las cámaras de vigilancia de la casa de Enguera. El actor explicó a los agentes que Abad había fallecido tras inhalar la sustancia psicoactiva de color marrón y les mostró una bolsita con restos de la droga, pero no les informó que habían grabado el ritual con el móvil del fotógrafo.

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Según Javier Vilarrubí, las tres personas que realizaron el ritual no colaboraron con la Guardia Civil. «Ocultaron la existencia del vídeo y recogieron las campanillas, la manta y el cojín para que nadie viera el altar», afirma Vilarrubí.

Siete meses después, la hermana de la víctima descubrió las imágenes tras desbloquear el teléfono iPhone y las entregó a los investigadores. Era el 14 de febrero de 2020. La Guardia Civil de Xàtiva reabrió entonces el caso, y el 29 de mayo de ese mismo año, el actor y sus dos ayudantes fueron detenidos por un delito de homicidio imprudente.

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