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Las peores traiciones nunca vienen de un enemigo. El dicho no se aleja de la realidad. Lucas C. presuntamente tenía un método de estafar muy ... sofisticado. Se servía de la confianza de sus víctimas para desplumarlas. El engaño le llevaba meses: se acercaba a grupos de gente joven y conseguía establecer relaciones de amistad. Nada de un «hola y adiós». Sus víctimas lo describen como el amigo perfecto. La persona con la que quedas a diario. A la que puedes recurrir en caso de tener un problema en casa. Salía de fiesta con los afectados, iba con ellos de viaje... hasta que lograba que bajaran la guardia para hacerse con sus datos.
Tenía diversos métodos. Ya fuera inventándose que necesitaba justificar un bizum o que podía darles descuentos para una tienda de ropa conocida conseguía hacerse con el DNI de sus amigos y les creaba cuentas bancarias falsas y pedía préstamos a su nombre. Los afectados aseguran que el investigado lleva perfeccionando sus estafas desde hace una década. El procesado sólo tiene 31 años y ya ha sido denunciado por estos hechos por una decena de persona.
«Es la persona que menos te esperas que pudiera hacer algo así», cuenta María (nombre ficticio para preservar la identidad de la víctima). Conocía a Lucas de la adolescencia, pero no fue hasta años más tarde cuando retomaron al contacto y establecieron una relación de amistad. El investigado fue a un reconocido colegio de Valencia y después estudió ingeniería de telecomunicaciones. «No tenía ninguna necesidad de estafar», comenta la chica.
Lucas llamaba la atención por su alto nivel de vida. Un alquiler en la zona céntrica de la ciudad, viajes a Estados Unidos o cenas de lujo. Sus amigos aseguran que le gustaba vivir a lo grande. ¿El origen de su fortuna? Contaba a la gente que se dedicaba al mundo de las inversiones. A partir de aquí comenzaba uno de sus engaños: convencía a sus personas cercanas de que le concedieran su dinero para invertir y después les presentaba presuntamente justificantes falsos de que había perdido la inversión para no devolverles el dinero.
Aunque él no se privaba de nada, sus víctimas sí que tenían problemas para llegar a fin de mes. Este es el caso de Noelia (nombre ficticio para preservar su identidad). La perjudicada, de tan sólo 20 años, todavía no tiene un trabajo estable y depende económicamente de sus padres. La denunciante defiende que Lucas se convirtió en su mejor amigo después de conocerlo una noche de fiesta y afianzar la amistad con el paso de los meses.
A la chica le dijo que debía justificar un bizum que le había enviado por un viaje que hicieron juntos para no tener problemas con Hacienda. Para ello, le convenció a Noelia de que el banco por razones de seguridad le solicitaba pruebas de que el ingreso se lo había enviado una persona real así que le pidió su DNI y un vídeo de su cara. Ella accedió. Era su mejor amigo, la había ayudado cuando había tenido problemas, no tenía ningún motivo para desconfiar de él. Con sus datos personales le hizo una cuenta bancaria y le pidió micropréstamos generándole una deuda de 4.000 euros. Según informó la Policía Nacional, presuntamente con sus estafas Lucas C. logró hacerse con una fortuna de 100.000 euros fruto de engañar a una decena de personas.
A Noelia no sólo le hizo una cuenta bancaria a su nombre, también le contrató un seguro de vida. «Si tenía algún accidente él cobraría 60.000 euros. Durante mucho tiempo tuve miedo de que pudiera haber contratado a un sicario para que me hiciera algo y así quedarse con el dinero», confiesa la chica, aún con el miedo en el cuerpo. «Me ha destrozado la vida», lamenta la perjudicada. Noelia comparte que entre las víctimas también hay una madre soltera que tenía problemas para llegar a fin de mes, por lo que haberse visto envuelta en esta estafa le ha perjudicado gravemente.
María, la otra víctima que ha querido compartir su historia, también fue engañada con el método de justificar el bizum de un viaje. Este método también lo utilizó con otros dos amigos de la chica. A ella también le generó una deuda de 4.000 euros, valiéndose de su relación de confianza. Ella fue la que descubrió la trama. Su amigo vio de reojo en el móvil de Lucas C. que le había abierto una cuenta bancaria en otro banco. Llamaron para confirmar sus sospechas y se percataron de que les había abierto cuentas a sus nombres y procedieron a denunciar y a contactar con el entorno del investigado para buscar a otros posibles afectados.
Las dos perjudicadas asegura que también recurría a la amenaza con otras de sus víctimas. Noelia revela que lo que hacía era grabar vídeos de sus supuestos amigos en ambientes de fiesta realizando actividades de las que preferían que nadie se enterara: consumiendo estupefacientes o besándose con gente. De esta manera, aseguran las perjudicadas, a un perjudicado que ha requerido de tratamiento psicológico consiguió supuestamente robarle hasta 30.000 euros. Las víctimas aseguran que el investigado, tras haber sido detenido por la Policía Nacional hace unas semanas y haber quedado puesto en libertad tras ser identificado, se ha dado la fuga y se ha marchado a vivir a Japón.
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