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La notaria de Carcaixent juzgada por la firma del testamento de una anciana que tenía mínima conciencia y nombrar heredera universal de su patrimonio de siete millones de euros a una fundación madrileña ha asegurado ante el Tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial que la víctima entendió la firma del testamento.
«Me llamó su cuñado para que fuera para que firmara el testamento. Yo pongo lo que me pone el testador. No tengo ningún interés de por medio», ha asegurado la encausada. Además ha afirmado que, en su cargo de notaria, hizo «preguntas de contraste» a la anciana para asegurarse de que estaba en condiciones de firmar.
«Podía moverse. Yo le iba leyendo el documento y ella asentía», ha alegado la procesada. Sin embargo, la anciana se encontraba en un grave estado de salud tras haber sufrido varios accidentes isquémicos que le produjeron una alteración de sus actividades motoras, sensoriales y cognitivas que le dejaron en un estado de mínima conciencia con ausencia total del lenguaje (anartría) y sin capacidad para establecer ningún tipo de comunicación. Por estos motivos, la Fiscalía considera que la mujer no pudo prestar su consentimiento para realizar la firma del testamento.
Una hipótesis que han confirmado los peritos que han acudido a declarar a la última sesión del juicio. Los expertos han considerado que era imposible que la anciana fuera consciente de lo que estaba firmando. «No podía comprender el contenido de un testamento complejo en esas circunstancias», han defendido. Aun así, la procesada ha mantenido: «Si hubiera considerado que no comprendía el documento no lo hubiéramos firmado».
Durante su larga declaración, la acusada ha aseverado que siguió un protocolo durante su ejercicio profesional. Según ha comentado, acudió a la unidad de daño cerebral en la que estaba ingresada la víctima por petición del cuñado de esta. Aunque la mujer no pudiera articular palabra por el grave estado de salud en el que se encontraba, la notaria ha defendido que se comunicaban por gestos. «Le preguntaba cosas como a qué lado de la cama quería que me sentara o si quería que le bajara la persiana de la habitación... todo para establecer una toma de contacto y poder comprobar que estaba en un buen estado mental», ha asegurado.
La Fiscalía solicita para la notaria acusada una pena de cinco años de prisión por el delito de falsedad documental y la nulidad del testamento. Por ello la fundación y todas las personas que resultaron beneficiadas por la herencia deberían devolver todo el dinero que recibieron en 2012 con el fallecimiento de la víctima.
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