El número de traficantes detenidos y el precio de algunas drogas se disparan con el confinamiento

Malos tiempos para los traficantes. Hacerse pasar por repartidor de comida a domicilio, alquilar una furgoneta, pasear con un perro, sustraer un taxi, ocultar dosis de cocaína en la mascarilla o guardar cola en la puerta de un supermercado son algunas tretas para vender o comprar droga. Los camellos que controlan el menudeo se reinventan para burlar el confinamiento por el Covid-19, pero no siempre les sale bien.

Las fuerzas de seguridad del Estado y las policías locales han duplicado el número de detenciones en las últimas semanas por un delito contra la salud pública. La mayoría de los individuos fueron arrestados en controles rutinarios cuando trasladaban pequeñas cantidades de sustancias estupefacientes para venderlas al por menor.

Un repaso de las actuaciones policiales desde el 15 de marzo, cuando entró en vigor el estado de alarma, refleja un importante número de ciudadanos que portaban droga en cantidad superior a la permitida para consumo propio, como pudieron constatar los agentes cuando los interceptaron para preguntarles por qué paseaban por la calle o circulaban con un vehículo.

La Policía Nacional intervino un kilo de cocaína a un individuo que circulaba con un patinete eléctrico por el centro de la ciudad de Elche. El hombre de 39 huyó y arrojó la droga a un contenedor, pero los agentes lograron apresarlo tras una persecución y encontraron también la cocaína en el depósito de basura.

Tres detenidos en El Puig

La Guardia Civil de El Puig detuvo a otros tres traficantes de marihuana en pocos días al interceptarlos cuando trasladaban las plantas de cannabis para venderlas a domicilio. Y es que los camellos se están arriesgando más que los consumidores de drogas a la hora de incumplir el confinamiento. Son ellos los que agudizan el ingenio y usan tretas para encontrar la forma de trasladar y vender las sustancias estupefacientes. Y por ello algunos quieren obtener también mayores ganancias.

Los agentes antidroga han detectado que los precios de la cocaína y marihuana se mantienen al no haber escasez, por el momento, pero ha aumentado el valor del hachís y de las drogas de diseño ante las dificultades de distribución. Los narcotraficantes tienen ahora más complicaciones para alijar y comprar sustancias químicas.

Excusas que no convencen

Las excusas que ponen para justificar su presencia en la calle son muchas y variadas, desde comprar medicamentos, llevar comida a sus abuelos o visitar a su novia porque la echa de menos, hasta firmar un documento por un despido laboral o cortar alfalfa para que coman unos caballos. Explicaciones que no convencieron a los agentes.

Quizá en una situación normal, muchas de estas mentiras no se hubieran detectado, pero los controles policiales en las calles y carreteras para velar por el cumplimiento de las restricciones a la movilidad han dejado más de un día a muchos consumidores sin su dosis. A primeros de este mes, la Policía Nacional detuvo en Valencia y Alicante a tres jóvenes que simulaban ser repartidores de comida para entregar cocaína y marihuana a domicilio. Llevaban maletas idénticas a las utilizadas por las empresas de reparto, donde escondían la droga. La entrega de productos farmacéuticos es otro de los pretextos que alegan los traficantes cuando la policía los identifica.

La Policía Local de Meliana detuvo a otro individuo por vender cocaína, presuntamente, en la cola de un supermercado. El hombre llevaba 10 gramos de esta droga en papelinas, dos teléfonos móviles y 400 euros en billetes. Su nerviosismo lo delató cuando pasó una patrulla por delante del establecimiento. En la parte trasera de un aparcamiento de Novelda, la Guardia Civil detuvo a otros dos hombres al sorprenderlos cuando uno iba a entregar al otro medio kilo de marihuana.