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Javier Martínez
Valencia
Viernes, 31 de mayo 2024, 11:43
Una banda de ladrones ha cometido una decena de robos en los últimos días en chalés de urbanizaciones cercanas al bosque de la Vallesa, el pulmón verde del parque natural del Turia. Con rapidez, destreza y sin violencia contra las personas, los delincuentes se apoderan ... de dinero y joyas tras forzar una ventana o una puerta con un gato mecánico.
Los teléfonos de emergencias 112 y 062 reciben casi todas las noches llamadas de vecinos que sorprenden a ladrones en sus domicilios, escuchan ruidos extraños o ven a sospechosos cerca de sus casas. La oleada de robos mantiene en alerta a la Guardia Civil y las policías locales de l'Eliana, Bétera, San Antonio de Benagéber, la Pobla de Vallbona, Paterna, Godella y Riba-roja de Túria.
Los ladrones suelen apoderarse de dinero y joyas, actúan con gran rapidez cuando empieza a caer la tarde y por la noche, visten ropa oscura y no se llevan objetos de valor de gran tamaño ni de aparatos electrónicos con sistemas de geolocalización.
Los robos están causando una gran alarma en las urbanizaciones de Colinas de San Antonio, Montesano y La Canyada. Algunos vecinos han creado grupos de WhatsApp para difundir alertas e informaciones de interés policial.
Un dato tranquilizador es que los delincuentes parece que no son violentos y huyen cuando son sorprendidos por los vecinos, sin enfrentarse a ellos, como sucedió en un chalé de l'Eliana hace unos días. Un matrimonio se despertó al escuchar ruidos y descubrió que había dos ladrones dentro de su casa. Otro vecino de l'Eliana sorprendió la pasada noche a un individuo encapuchado en su parcela. En los dos casos, los ladrones huyeron sin ningún botín.
Los sistemas de alarma y la rápida intervención de las patrullas policiales han frustrado algunos robos, pero los delincuentes consiguen eludir el cerco policial tras adentrarse en el bosque de la Vallesa. Con moradores dentro o casas vacías, los murcigleros actúan en grupo para cometer el mayor número posible de robos en una noche. Uno o dos individuos entran en los chalés mientras otro vigila agazapado detrás de un coche o un contenedor.
Meten el botín en una mochila, y cuando son descubiertos, como ha sucedido ya varias veces, se adentran en la Vallesa para ocultarse hasta que se retiran las patrullas policiales. Los arbustos, la oscuridad y la multitud de salidas y vías de escape por seis municipios hacen casi imposible la captura de unos individuos muy ágiles. Además, visten ropas oscuras, escalan y reptan si es necesario.
Tras esconderse durante un tiempo prudencial, acuden al punto de reunión, un lugar acordado con anterioridad para que un compinche los recoja con un vehículo. En el caso de que algún miembro de la banda no logre eludir el cerco policial y sea detenido, están instruidos para no facilitar ningún dato sobre los domicilios y pisos francos que utiliza el grupo delictivo.
En Godella, la instalación de cámaras de videovigilancia ha frenado los robos. Además, la Policía Local realiza controles con frecuencia en los accesos a las urbanizaciones de Campolivar y Santa Bárbara.
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