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Tres policías trasladan a un hombre detenido por robar carteras en una estación del metro. EFE

El paraíso de las carteristas en Valencia: del calabozo a la calle en horas

La Policía Local arresta a dos ladronas del 'clan de las Bosnias' que ya fueron detenidas con otras cinco hace dos semanas. La ley las vuelve a dejar libres una y otra vez. Las ordenes de alejamiento no sirven de nada. Así actúan: apostadas en paradas de autobús, cambiando su ropa tras muchos hurtos y empleando a embarazadas en los 'palos' para levantar menos sospechas

Arturo Checa

Valencia

Viernes, 12 de abril 2024, 01:02

Las calles son su paraíso. La jungla de turistas en la que se mueven como peces en el agua. De manos muy rápidas y mentes ... conscientes de una realidad: que la ley es jauja para ellas. Que tan rápido y tantas veces como entran en un calabozo o en el despacho de un juzgado, acaban de nuevo libres y sin macula judicial. Las carteristas del conocido como el 'clan de las Bosnias' campan a sus anchas en el centro de Valencia. Y a pesar de las constantes detenciones de Policía Nacional y Local, una y otra vez vuelven a azotar los bolsillos de los visitante de la capital.

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Su último arresto se produjo este pasado miércoles. En esta ocasión obra de los agentes de la USAP (Unidad de Seguridad, Apoyo y Prevención) de la Policía Local. Dos más que viejas conocidas de los agentes. En plena Semana Santa ya caían en manos de los policías junto a otras cinco integrantes del grupo delictivo. De nada ha servido la pericia y vigilancia de los agentes. Las dos carteristas acabaron poco después de nuevo en la calle. Hasta que este miércoles fueron sorprendidas de nuevo por los agentes sisando carteras y otras pertenencias de los turistas. Otra vez al calabozo. Otra vez ante el juez. Y otra vez en libertad. Da igual cuando lea usted estas líneas. La historia de 'las Bosnias' es el cuento de nunca acabar.

La última detención se produjo en el entorno de las Torres de Serranos. Fuentes policiales explican a LAS PROVINCIAS cuál es el 'modus operandi' que sigue la banda. El clan se aposta siempre en zonas muy concurridas por los visitantes. Las paradas de autobús son unos de sus lugares predilectos. Se sientan como si estuvieran esperando el autocar. Observan su entorno. Eligen su presa y actúan con rapidez, casi siempre en grupos de dos o tres. Una de ellas con la función de distraer y las otras con el objetivo de hacerse con todo lo de valor que caigan en sus manos.

Llevan al menos cuatro años actuando en la ciudad. Entre las siete detenidas (en Semana Santa y esta semana) hay algunas que poseen orden de alejamiento del centro de Valencia. Es la única medida que está en manos de los jueces para tratar de ponerles coto. «No sirve de nada», asegura un agente que ha participado en varios de estos arrestos. También tienen 'destierro' en grandes capitales como Madrid o Barcelona. Idéntico esteril resultado.

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La única forma de acabar entre rejas es que reincidan en incumplir ese alejamiento. Eso supondría un quebrantamiento de medida cautelar, un delito que sí puede llevarlas a la cárcel. Pero ellas se saben muy bien la ley para fraguar la trampa: generalmente no vuelven a actuar en aquellas ciudades en las que tienen vigente una orden.

La Policía controla a varios de estos grupos actuando en Valencia. Siempre mujeres y con procedencia de Europa del Este, de ahí lo de 'clan de las bosnias'. O el 'clan de las búlgaras', otra banda de las más activas. Y esa condición les permite también utilizar un método que hace despertar menos sospechas a los incautos turistas. No pocas de las ladrones cometen sus hurtos mientras estan embarazadas. Su estado y apariencia hacen que los peatones bajen aún más la guardia. Y cartera al canto.

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El método de ocultación del dinero o de pequeños objetos de valor que roban a las víctimas es siempre rápido. Y astuto. No pocas veces los agentes han hallado algunos de los botines ocultos en las partes íntimas de las carteristas. Si no, se pasan las carteras, los móviles y otros efectos rápidamente de una a otra para despistar a posibles policías en la zona. Y las pertenencias sin valor, así como los documentos, acaban casi siempre en papeleras, contenedores o jardines.

Es el constante juego del gato y el ratón entre la Policía y las carteristas. Hace casi tres años, en la Navidad de 2021, se vivió uno de los casos más sintomáticos. En aquella ocasión, al menos con diferente resultado. Entonces una joven de 24 años acabó en la cárcel. Pero hizo falta la friolera de 20 detenciones. Se trataba de 'La Rata', una de las cabecillas de 'las Bosnias', y buscada también por hurtos en Barcelona. Su historia es una excepción. Lo subraya un policía: «Mientras que los de arriba no cambien las leyes, poco podemos hacer. Estamos con las manos atadas».

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