La parricida de l'Alcúdia de Crespins declara que su novio le pidió que degollara a su madre

La presunta parricida de l'Alcúdia de Crespins degolló a su madre con un cuchillo jamonero cuando la víctima estaba moribunda en el suelo. La horrenda confesión de Mariya T. K., de 19 años, figura en el sumario que instruye una jueza de Xàtiva por un delito de asesinato. La joven declaró que se arrodilló junto a su progenitora, le bajó el cuello del jersey y le cortó la garganta después de que su novio le dijera: «¡Venga, amor, hazlo!».

El crimen tuvo lugar el 1 de abril de 2020 en el domicilio donde residían la víctima, Anna Todorova, que tenía 46 años, y su hija en la calle Miguel Hernández de l'Alcúdia de Crespins. La parricida convivió con el cadáver hasta que fue detenida por la Guardia Civil cuatro meses después del asesinato.

Según la declaración de la joven, su madre le pegaba y le echó de casa varias veces. Las discusiones eran frecuentes en el hogar porque Anna no aceptaba al novio de su hija, un chico de 17 años, que también fue detenido por el crimen.

El menor amenazó a Mariya, presuntamente, para que le pagara 20 euros que le debía por la compra de unos gramos de marihuana, y también le habría pedido, según la joven, que matara a su madre para robarle el dinero si no podía conseguirlo de otra forma. Sin embargo, la parricida declaró que su novio primero derramó amoníaco sobre la cara de la víctima, que estaba durmiendo en el comedor, y luego la apuñaló con tal violencia que partió el mango del cuchillo.

Ella se escondió en el baño, escuchó un golpe y gritos de su madre, y cuando salió del cuarto vio a Anna en el suelo con una herida en la cabeza. Su novio estaba en la cocina, fumando un cigarro con la ropa y las manos manchadas de sangre. Según la joven, la víctima intentó incorporarse y entonces el menor sacó el cuchillo jamonero de un cajón de la cocina y le asestó otro golpe en la cabeza. Luego pidió a su novia que rematara a su madre si no quería que él fuera a la cárcel, y ella la degolló tras dos intentos.

«La primera vez no pude y me levanté para fumar un cigarro. Luego me agaché una segunda vez, pero tampoco pude», manifestó la parricida. Tras pedirle otra vez que lo hiciera, Mariya cogió el cuchillo, se arrodilló junto a su madre y le cortó el cuello.

Sin embargo, la versión del menor es muy distinta. El joven de 17 años declaró que su novia le llamó el 1 de abril, en pleno confinamiento por la pandemia, y le dijo: «Amor, mi madre. Ven, no puedo decírtelo por aquí». Dos días después acudió al piso y vio el cadáver de Anna en el pasillo.

Mariya le confesó entonces que había arrojado salfumán a su madre cuando dormía y la había matado tras golpearla con un mazo, clavarle dos cuchillos en la barriga y cortarle el cuello. El menor reconoció que ayudó a su novia a limpiar la sangre, pero negó su participación en el crimen.

Tras convivir cuatro meses con el cadáver de su madre, la joven fue detenida por la Guardia Civil después de que un menor acudiera al cuartel de Canals para revelar lo que le había contado una amiga sobre el asesinato. Esta chica también había ayudado a Mariya a limpiar la escena del crimen, pero no la delató porque la parricida le amenazó de muerte. «Si dices algo acabarás junto a mi madre», espetó la joven, presuntamente, para que su amiga no denunciara los sangrientos hechos.