J. A. M.
VALENCIA.
Miércoles, 26 de septiembre 2018, 01:04
Ricardo se había mostrado «muy desanimado y desesperado» en las horas previas al doble crimen. Enrique Carmona, un amigo y conocido de la familia, asegura que el lunes se lo encontró en un supermercado con las niñas, lo saludó y lo vio «realmente triste». «¿Cómo podía imaginar yo que iba a hacer algo tan gordo?... Señor, si yo he visto gatear a esas niñas...», reflexionaba con lágrimas en sus ojos y voz entrecortada.
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Hace algunos meses escuchó a Ricardo esta frase: «Quiero mucho a las niñas y creo que mi exmujer me las quiere quitar». Tras los problemas con la justicia, ser denunciado por amenazas y discutir con ella por las menores, parecía percibir a su expareja como una amenaza, cuando la verdadera bomba de relojería era él.
En algunos encuentros se quejó a Carmona de unas supuestas dificultades económicas tras quedarse en el paro después de vacaciones. «Estoy muy amargado», le contó el sábado. «Voy a sacar dinero y veo que me han embargado la cuenta». Entre las tribulaciones del parricida estaba «la manutención de 400 euros de las niñas». Según Carmona, «decía que sólo podía pagar la mitad y además afrontar una hipoteca de 600 euros». Los vecinos de la finca consultados no escucharon nada sospechoso durante la madrugada. «Sólo los golpes de los bomberos para forzar la puerta». Entonces las niñas ya estaban muertas.
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