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J. A. M./J. M.
Valencia
Martes, 24 de abril 2018
La Comunitat vuelve a aparecer en el epicentro de las peleas de gallos. Una operación de la Policía Nacional se ha saldado con veinte personas identificadas y la intervención de medio centenar de aves con síntomas de malos tratos en varios bajos de la zona de las 613 viviendas de Burjassot. Los ánimales han sido trasladados a las instalaciones de una protectora y la investigación permanece abierta.
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La intervención policial, desarrollada ayer, estuvo acompañada de un gran despliegue de casi medio centenar de agentes en el que han colaborado patrullas de la Policía Local, miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP), Policía Autonómica y veterinarios de la Conselleria de Medio Ambiente. La redada tiene como detonante una serie de quejas y avisos vecinales después de presenciar, en varias ocasiones, peleas callejeras con apuestas en pequeñas zonas ajardinadas o calles peatonales de la barriada.
Algunos residentes observaban cómo, en estos encuentros con corrillos, los animales se medían en combates sangrientos ante la mirada atenta y voces de ánimo de los participantes. Avisaban a la policía y los agentes acudían, como es lógico, pero los organizadores de las peleas tenían una activa red de 'aguadores', los encargados de dar la voz de alarma cuando detectaban las patrullas. Entonces todo se disolvía en cuestión de segundos. Sospechosos y gallos se ocultaban en bajos cercanos, de manera que cuando los policías llegaban sólo encontraban alguna que otra pluma en el suelo o sospechosos caminando apresuradamente por la calle.
Pero eso fue hasta ayer, cuando el gran despliegue policial se abrió paso junto a la plaza Palleter y sus alrededores, en la parte trasera de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería. Algunos de los bajos sospechosos estaban protegidos con puertas metálicas, con lo que los especialistas policiales en asalto tuvieron que emplear sus arietes. En otros casos, y ante los golpes, los moradores abrieron la puertas y colaboraron con los registros.
La Policía Nacional inspeccionó una decena de plantas bajas y en algunas de ellas estaban los gallos empleados presuntamente en los combates callejeros. Aproximadamente medio centenar de aves presentaban cortes, partes de su cuerpo desprendidas y otros signos de haber sufrido maltrato animal. En las jaulas había más crías, pero los policías únicamente se llevaron aquellos animales con daños, como prueba y en aras de su protección. En los registros también localizaron caperuzas de combate y fármacos estimulantes. Según fuentes policiales, uno de los identificados llegó a admitir que los productos eran para aumentar la agresividad de los animales durante las peleas. En una de las plantas bajas, la policía descubrió una gallera cuadrada que posiblemente fuera empleada para entrenar a los animales y también para celebrar pelas a puerta cerrada. La operación finalizó sobre las 13 horas con el traslado de los animales.
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