La fiebre de las peleas masivas entre menores ha estallado en Valencia. La Policía Nacional ha tenido que intervenir en dos fines de semana consecutivos para abortar sendas quedadas con más de un centenar de adolescentes implicados y cuyo objetivo no era otro que ... pegarse en la capital. El puente de la Exposición y el barrio de Safranar eran los escenarios en los que los chavales iban a llevar a cabo una auténtica batalla campal. Y no precisamente sólo con las manos. Según fuentes policiales, uno de los menores llevaba una pistola taser, un arma con descarga eléctrica habitualmente empleada por profesionales de la seguridad o cuerpos policiales. «La pandemia ha disparado estos episodios. Padres, profesores y educadores deben estar muy atentos», advierte un agente consultado por LAS PROVINCIAS.
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Las alarmas de la Policía se han disparado en los últimos fines de semana. Quedar para pegarse parece estar convirtiéndose en una peligrosa alternativa de 'ocio' para la juventud. «Son grupos muy heterogéneos, con jóvenes españoles, mujeres, sin pertenencia a ninguna banda. Son chavales que quedan para pegarse, sin más», advierte un investigador. La primera de las intervenciones de la Policía Nacional se produjo el pasado sábado 22 de enero. Los cauces de vigilancia de los agentes funcionaron. El padre de un chico de 12 años dio la voz de alarma: su hijo sabía de una quedada de amigos para «darse leña».
El hombre señaló la zona del viejo cauce como escenario elegido por los participantes en la reyerta callejera. La Policía Nacional desplazó a varias patrullas a la zona y no tardó en detectar lo que se estaba gestando. Un grupo de medio centenar de menores en torno a los 16 años aguardaba hacia las seis de la tarde junto al puente de Calatrava. Cuando los agentes se presentaron en el lugar, la muchedumbre juvenil comenzaba a andar ya hacia la Porta de la Mar.
No muy lejos, los policías detectaron otro grupo de unos 30 menores de entre 14 y 16 años. Uno de ellos, con la citada pistola taser entre sus ropas. Los agentes se incautaron del arma eléctrica y la entregaron en una comisaría para que fuera devuelta a sus padres. ¿Cómo llegó un objeto de ataque tan sofisticado a manos de un adolescente? Su origen sigue siendo un misterio...
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La vigilancia de la Policía Nacional no cesa aquí. No muy lejos, en la zona del Parterre y la calle de la Paz, las patrullas detectan a una treintena de menores. Al parecer, el grupo rival con el que se iban a citar los primeros. Al detectar a los policías, los adolescentes comenzaron a dispersarse. La pelea había sido abortada.
La alerta regresó un fin de semana después. En esta ocasión fue el viernes 28 de enero. De nuevo con el periodo de descanso de por medio. De nuevo con la violencia como una peligrosa alternativa de ocio que parece hacer furor entre los adolescentes. De nuevo con la vigilancia de la Policía Nacional funcionando y evitando otra batalla campal. Los agentes detectaron en esta ocasión cómo los adolescentes estaban quedando a través de las redes sociales.
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El escenario para la pelea masiva era esta vez Safranar. Hasta el lugar se desplazaron patrullas de la Comisaría de Patraix, así como agentes uniformados peinando a pie las calles. En esta ocasión, la presencia policial hizo que ni siquiera acudieran al lugar los grupos que se estaban citando a través de la redes sociales.
El escenario para la pelea masiva era esta vez Safranar. Hasta el lugar se desplazaron patrullas de la Comisaría de Patraix, así como agentes uniformados peinando a pie las calles. En esta ocasión, la presencia policial hizo que ni siquiera acudieran al lugar los grupos que se estaban citando a través de la redes sociales. La alerta policial no cesa. Tal y como señalan las mencionadas fuentes policiales, los agentes han detectado que la edad de los participantes en estas peleas callejeras está descendiendo. Alguno de ellos se sitúa en los 12 años. Ninguno pertenece a bandas ni grupos rivales. Detrás se esconde la peligrosa moda de la violencia como forma de ocio.
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La pandemia es uno de los aspectos que parece estar detrás de episodios violentos como estos. «El confinamiento y la privación de muchas libertades nos ha influido a todos. A los adultos y a los jóvenes. La violencia está a flor de piel y muchas veces se poducen válvulas de escape como estas», señala el agente consultado por LAS PROVINCIAS.
Las mismas fuentes indicaron que la única forma de paliar este auge de episodios violentos es la concienciación. Las charlas por parte de la Policía Nacional, lo consejos a través de la página web y la coordinación con policías locales para evitar su proliferación en las calles son, según fuentes policiales, los instrumentos a desarrollar para acabar con esta peligrosa moda. Un fenomeno que no va ligado a la delincuencia ni a la marginalidad social. Los policías constatan que no hay un perfil concreto. Ningún hogar es ajeno al peligro de la inquietante moda juvenil de las 'quedadas para pegarse'.
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