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El millonario libanés, en un restaurante. lp

Piden siete años de cárcel a la red que quería comprar un hígado para un millonario

Los acusados contactaban en Valencia con inmigrantes sin recursos y les ofrecían dinero, trabajo o traer a su familia

A. RALLO

VALENCIA.

Martes, 24 de abril 2018, 00:01

La trama que pretendió comprar a una persona sin recursos su hígado para un millonario libanés se enfrenta a siete años de prisión. Los hechos se remontan a principios de 2013. Hassan Akouch y Chawqui Akkouche, que tenían una empresa en Alicante, son los sobrinos del que iba a ser el receptor, el alcalde libanés Hatem Akkouche.

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El plan contaba también con la participación del hijo del enfermo hepático, que se trasladó a España para seguir las gestiones y que hoy se encuentra en paradero desconocido. La Fiscalía pide siete años de prisión para los integrantes de la red que ejercieron un papel activo en el plan, mientras que para el paciente rebaja la pena a los tres años de cárcel. Se trata de un delito excepcional -sólo se ha registrado un caso igual en toda España- que consiste en la promoción, favorecimiento o facilitación de un trasplante ilegal de órganos humanos.

Hatem Akkouche se encuentra en el Líbano. No existe convenio de extradición con España, tal y como señalan fuentes jurídicas. De tal forma, que su asistencia al próximo juicio resulta hoy una incógnita.

A una mujer le ofrecieron 40.000 euros, pero luego fue descartada porque preferían un varón La trama gastó 12.000 euros en un hospital privado de Valencia para las pruebas de los donantes

Los ahora acusados conocían perfectamente la legislación española en transplantes porque fueron informados por los médicos del Hospital de Pamplona como posteriormente en el Hospital Clínico de Barcelona. La gratuidad o altruismo de la donación de órganos aparece siempre como requisito indispensable. Y, además, el consentimiento debe materializarse por escrito, de manera expresa y libre.

No fue esto lo que pretendía el grupo de libaneses. El hijo se descartó, al principio, porque tenía miedo y su órgano no era lo suficientemente grande para su padre. Así, los procesados empezaron a «reclutar a posibles donantes» para lo cual contactaron con personas de escasos recursos económicos para que mediante precio u otro tipo de recompensa accedieran a ser operados, según sostiene la fiscalía.

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Lograron al menos ocho supuestos candidatos. Uno de los miembros de la red contactó con la Clínica Quirón y encargaron la realización de pruebas médicas. En concreto, una analítica, resonancia magnética y un TAC abdominal. Todos estos procesos eran abonados con una tarjeta bancaria de los empresarios de Alicante. En total, se abonaron 12.000 euros.

Una de las víctimas era una mujer de Valencia a la que ofrecieron 40.000 euros por prestarse a donar parte de su hígado. Pese a que resultaba compatible, los acusados la rechazaron porque dijeron haber encontrado a un varón y lo preferían para llevar a cabo la intervención. No obstante, por las molestias, se ofrecieron a darle 10.000 euros a cambio de un matrimonio de conveniencia con un ciudadano libanés.

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Otro de las personas contactadas sí dio el perfil. Con él las gestiones estaban mucho más avanzadas. La promesa era un trabajo en el Líbano. Este donante aceptó y se hizo pasar por un amigo íntimo del enfermo. Pero los médicos no creyeron el embuste. El Comité de Ética del hospital rechazó la intervención. Lo mismo ocurrió en Barcelona. Los profesionales no confiaban en su altruismo. Varias circunstancias llamaban la atención: el donante era rumano -no hablaba la lengua de su supuesto amigo-, no tenían la misma religión y no había vínculo que pudiera justificar el consentimiento, sostiene el ministerio físcal.

De nuevo, localizaron a una mujer que estaba dispuesta a la ilegal transacción a cambio de conseguir un trabajo. Era refugiada y su situación era límite. Pero, en el hospital, descubrieron que estaba embarazada. Fue descartada. A los dos últimos aspirantes se les engañó con unos supuestos análisis de sangre antes de revelarles la naturaleza de la operación. A cambio, estaban dispuestos a traer a su familia de Palestina a España. Todas las delictivas gestiones resultaron infructuosas. Finalmente fue el hijo el que se convirtió en donante. Nuevas pruebas realizadas en Barcelona avalaron sus condiciones para participar en el proceso médico.

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