JAVIER MARTÍNEZ
VALENCIA.
Miércoles, 13 de noviembre 2019, 01:07
Una vecina de Torrent y tres sacerdotes de una religión afrocubana están acusados de un delito de maltrato animal por realizar un ritual con aves decapitadas en el patio interior de un edificio. Los hechos ocurrieron el pasado 6 de noviembre en una finca de la calle Hernández Malillos de Torrent, cuando un grupo de hombres y mujeres sacrificaron dos gallinas y dos palomas y luego derramaron la sangre de las aves por la terraza y varios útiles para «limpiar un cuerpo humano de negatividad y posibles espíritus», según declaró a la policía una de las personas que participó en el rito.
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Una vecina que presenció la muerte de los animales reprendió al grupo y llamó por teléfono a la Policía Local de Torrent para denunciar el maltrato de las aves. Pocos minutos después, dos agentes acudieron al lugar y se entrevistaron con la testigo, que les explicó cómo tres hombres y tres mujeres habían realizado el sangriento ritual. Las gallinas y las palomas fueron decapitadas en una terraza que se puede ver desde las ventanas del patio de luces del edificio; y por ello, los policías locales entraron en la casa de la denunciante y pudieron ver también las aves muertas, piedras y tejas que formaban rostros de personas y dos cubos que contenían sangre.
Ante tales evidencias, los agentes acudieron a la vivienda donde aún estaban los animales decapitados, y la dueña de la casa les permitió entrar en la terraza e incluso fotografiar los restos del ritual. La mujer restó importancia y gravedad a los hechos denunciados por su vecina tras explicar a los policías que se trataba de una ofrenda a los santos de su religión afrocubana, un rito tradicional en su país, para limpiar un cuerpo humano de posibles espíritus.
También afirmó que tres sacerdotes de Ifá, nombre de un antiguo sistema adivinatorio africano, habían presidido la ceremonia y el sacrificio de los animales con la presencia de otras dos mujeres, concretamente la madre y la hermana de la propietaria de la vivienda.
Los policías identificaron a esta persona y le informaron que iban a realizar las correspondientes diligencias por un posible delito de maltrato animal que habrían cometido, presuntamente, tanto ella como los tres sacerdotes que mataron a las aves. La mujer colaboró con los agentes y les dijo que no estaba preocupada ante la investigación policial, porque acudiría en persona al juzgado para explicar los motivos de sus prácticas santeras.
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Antes de que los policías se marcharan, la mujer manifestó también que las gallinas y las palomas muertas eran para consumo propio y las metió en el frigorífico con el resto de alimentos. Tras realizar las diligencias por un delito relativo a la protección de la flora, fauna y animales domésticos, la Policía Local de Torrent las remitió a la Fiscalía de Medio Ambiente.
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