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Una fiesta con barbacoa, alcohol y reguetón en la azotea de un edificio terminó el sábado por la tarde con 13 personas sancionadas en el barrio de Albors en Valencia. La Policía Nacional acabó con la diversión del grupo de jóvenes sudamericanos tras obligarles a apagar la música, recoger las mesas y sillas y regresar a sus domicilios.
Ocho policías nacionales, dos de ellos de paisano, acudieron al lugar después de que varios vecinos de las fincas contiguas llamaran a la sala del 091 para denunciar el flagrante incumplimiento del estado de alarma.
El edificio de cuatro plantas donde ocurrieron los hechos tiene el portal en el número 39 de la calle Actor Llorens, junto al mercado municipal de Algirós, pero la barbacoa y el humo eran visibles desde otras fincas cercanas de la avenida de Cardenal Benlloch y las calles Rodríguez de Cepeda, Rugat y la Puebla de Farnals.
Tras recibir el 091 varias llamadas de vecinos que mostraban su indignación por el ruido de la fiesta y la acción imprudente de las personas que se saltaban el confinamiento, tres patrullas de la Policía Nacional y dos agentes de paisano se desplazaron a la calle Actor Llorens y subieron a la terraza comunitaria para comprobar la veracidad de los hechos que denunciaban los ciudadanos.
Cuando los ocho agentes llegaron sobre las cinco de la tarde, el grupo ya había terminado de comer pero continuaba la sobremesa con alcohol bajo un toldo azul que habían colocado con cuerdas para no pasar calor. Los policías recriminaron a estas personas por su conducta irresponsable al incumplir el estado de alarma, y apuntaron los datos de sus documentos de identidad para realizar las 13 propuestas de sanción. Ninguno de los individuos multados llevaba mascarilla ni guardaba la distancia de seguridad recomendada por las autoridades sanitarias. Todos ellos residían en el edificio donde estaban celebrando la fiesta.
Desde sus ventanas y balcones, varios vecinos grabaron con sus teléfonos móviles vídeos de la bulliciosa comida y también realizaron fotografías a los jóvenes sudamericanos y a los agentes cuando disolvieron la fiesta. Tras la actuación policial, el grupo de amigos y vecinos recogieron las mesas, sillas y neveras portátiles y regresaron a sus casas. Algunos iban cabizbajos y otros sonreían pese a la multa que deberán pagar.
Desde que el Gobierno decretó el estado de alarma para luchar contra la pandemia del Covid-19, las fuerzas de seguridad del Estado han disuelto más de una veintena de fiestas en terrazas comunitarias de edificios, urbanizaciones o viviendas particulares en la Comunitat Valenciana.
El pasado 11 de abril, la Guardia Civil sancionó a siete personas tras sorprenderlas cuando celebraban un cumpleaños y bebían alcohol en una urbanización de Guardamarde Segura. Tres días antes, la Policía Nacional disolvió otra fiesta que seis jóvenes celebraron con bebidas alcohólicas y marihuana en la terraza de una finca de Benidorm. Todos fueron sancionados y solo uno residía en el edificio. La Policía Local de Alicante también multó a cuatro grupos de personas que celebraban fiestas en viviendas particulares de las calles Poeta Sansano, Marqués de Molins, Unamuno y San Carlos.
En Valencia, el helicóptero de la Policía Nacional ha disuelto en las últimas semanas varios grupos de amigos y vecinos tras sorprenderlos cuando estaban reunidos en azoteas y patios interiores de edificios. La aeronave realiza vuelos nocturnos para controlar el cumplimiento de las medidas establecidas en el decreto del estado de alarma. Las personas que organizan o participan en fiestas o cualquier celebración con riesgo elevado de contagio pueden ser sancionadas con hasta 10.400 euros.
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