La Policía Nacional ha iniciado este viernes un registro en el apartamento del Perelló que poseía el canónigo asesinado en Valencia. Agentes de Homicidios se encuentran registrando el piso donde, según declaró el hombre que hacía de chófer al sacerdote, la victima pasó tres días con el presunto autor del crimen, Miguel Tomás V. N., un ciudadano peruano de 40 años en prisión desde que el religioso fue hallado sin vida en su casa situada muy cerca del Arzobispado de Valencia.
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Los agentes han estado varias horas en el interior del apartamento, situado cerca de la playa del Perelló, en el número dos de la calle Arquitecto Lavernia. Los investigadores han llegado hacia las 11 de la mañana y se han marchado del inmueble alrededor de las dos de la tarde.
La investigación de Homicidios determinó que el canónigo mantenía relaciones sexuales con indigentes a los que acogía en sus casas, a cambio de dinero. La Policía descubrió estas relaciones secretas tras tomar declaración al portero del edificio donde residía el clérigo y a un hombre de nacionalidad rumana que hacía labores de secretario y conductor del religioso.
Desde hace 12 años, el chófer conocía muy bien la conducta y las inclinaciones sexuales del cura, porque lo acompañaba en muchas ocasiones cuando tenía contactos con jóvenes que malvivían en la calle. Según la declaración de este hombre, el sacerdote mantuvo relaciones con algunos de los varones que frecuentaban su domicilio de la calle Avellanas.
El sacerdote mantenía «una estrecha relación», según las investigaciones policiales, con el presunto homicida, Miguel Tomás V. N., de 40 años, quien había estado alojado unos días en el apartamento del clérigo en El Perelló.
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El indigente peruano llegó a un acuerdo con el cura para que le dejara dormir en su segunda residencia junto a la playa a cambio de limpiar, pero tres días después discutieron porque no adecentaba la casa y Miguel Tomás mostró una actitud muy agresiva. La víctima y el presunto asesino se conocieron en el verano de 2023 y el trato había sido tenso en algunos momentos de la relación.
El chófer declaró que el clérigo le pidió que le acompañara el día que se citó en el piso de la calle Avellanas con el indigente para decirle que se marchara del apartamento, ya que temía que le pudiera hacer algún daño después de la violenta discusión que habían tenido.El individuo no quería desalojar la casa de El Perelló, pero al final accedió y el conductor ya no volvió a ver al sospechoso del crimen. Meses después, el eclesiástico y Miguel Tomás reanudaron la relación. Prueba de ello es el testimonio del portero, quien vio a los dos hombres varias veces juntos cuando entraban o salían de la vivienda.
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