La Policía vuelve a tomar La Coma: decenas de agentes se despliegan contra la delincuencia en el barrio

Siete y media de la tarde. Por sorpresa y sin dejar espacio a la huida. Muchos se han llevado las manos a la cabeza cuando han visto cómo decenas de agentes de Policía Nacional han penetrado en el barrio de La Coma de Paterna en el tercer control del mes. Todo con tal de impedir que la zona, que prácticamente es intransitable, se convierta en un gueto irreversible.

Más vale prevenir que curar y, por los hallazgos, parece que han llegado en el momento idóneo. Entre las armas incautadas hay un hacha reluciente. A estrenar. Todavía lleva el ticket de compra pero no es un hacha común que se encuentre en una ferretería, está recién afilada. A conciencia.

Todos están asomados a los balcones. Impacientes. Vigilando a ver si pillan a algún amigo metido en un lío. Aunque ya están acostumbrados a la presencia policial, que se ha convertido en su día a día después de los episodios que han protagonizado en los últimos meses. Qué más se podría esperar después de que un vecino decidiera poner la pistola sobre el mostrador del centro de salud. O desde que los disparos se han convertido en la banda sonora del barrio.

Algunos se lo toman a risa haciendo comentarios de broma. Otros no tanto. Mientras la Policía realizaba el control, desde una de las ventanas han lanzado un barrote de hierro que ha impactado con fuerza contra el descampado lleno de cajas de tabaco, hierros y basura desparramados. Por suerte, no ha conseguido que su arma improvisada impactara contra ninguno de los agentes.

Este es el tercer control que realiza la Policía en un mes y nunca se van con las manos vacías. Muchos que se resisten a desprenderse de sus armas o de la droga para el menudeo a pesar de saber que están en el punto de mira.

Un hombre espera en tensión mientras un perro policía busca estupefacientes en su furgoneta blanca. Después de una larga inspección, estaba limpia. El hombre parece sorprendido por el nuevo despliegue policial: «¡Habéis dejado Valencia vacía! ¡Estáis aquí todos!»

Tratan de camuflar las armas en bastones con una apariencia inocente. Pero los agentes se conocen todos los trucos. Han incautado uno de ellos con la punta ensanchada. Lejos de estar diseñado para caminar con seguridad, está preparada para asestar un golpe.

Las dos rotondas de entrada y salida a La Coma estaban cercadas por policías nacionales. Una familia espera nerviosa fuera de su vehículo gris. Y con razón. El coche es un bien embargado.

Muchos de los vecinos del barrio observan los coches patrulla con expresión amenazadora. Visiblemente molestos por no poder campar a sus anchas con las armas blancas. Desde la Unidad de Intervención Policial (UIP) han procedido a las identificaciones de los residentes. Muchos de ellos tenían una amplia lista de antecedentes.

Después de una hora han comenzado a retirarse los coches patrulla ante los aplausos y los vítores de los vecinos, que celebraban que la Policía se marchara de su barrio. En esta operación se han identificado a 147 personas y se han consultado 43 placas de tráfico. Además, los agentes han levantado 8 actas por posesión de drogas, 16 por tenencia de armas y otras dos por diversos motivos.

En el despliegue policial se han propuesto dos casos para sanción por infracciones de tráfico y la Policía ha logrado recuperar un vehículo sustraído.

El último control policial también dio grandes cifras y se saldó con 228 personas identificadas, 46 vehículos inspeccionados, 23 sanciones por tenencia de armas, otras 9 por posesión de sustancias estupefacientes, 5 actas por faltas de respeto a los policías y la detención de un hombre por un delito de atentado a un agente de la autoridad.

De las 228 personas identificadas en la última operación de prevención de la delincuencia, 23 llevaban armas prohibidas. Entre las armas que la Policía confiscó en el último despliegue navajas, cuchillos y bates de béisbol. Todas ellas, armas para sacar en una de las múltiples reyertas que ya parecen habituales en La Coma.

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