Entrada de la Ciudad de la Justicia, donde se celebrará el juicio. J. S.

Un presunto pederasta se enfrenta a más de cien años de prisión

La fiscalía acusa al falso educador por agresiones sexuales y abusos a siete menores de una congregación religiosa de Camp de Morvedre

J. A. MARRAHÍ

Viernes, 8 de noviembre 2019, 01:06

valencia. El lunes arranca en Valencia el juicio por uno de los casos de pederastia más graves vividos en la Comunitat en los últimos años y con una mayor petición de pena que recuerdan los fiscales en delitos de tipo sexual. En un banquillo de la Audiencia de Valencia se sentará Christian S. E., un falso educador para el que la fiscalía demanda 111 años de cárcel por las presuntas agresiones sexuales y abusos de las que fueron víctimas, durante varios años, siete menores vinculados a una congregación religiosa de un municipio de Camp de Morvedre. Su nombre y el pueblo lo omitimos para preservar la intimidad de las víctimas.

Publicidad

La fiscal Mercedes Bascuñana describe en su escrito la manera en la que operaba el presunto pedófilo, mayor de edad, estudiante de Magisterio en el momento de los hechos y sin antecedentes penales hasta entonces. «Guiado por la finalidad de satisfacer sus impúdicos deseos» accedía supuestamente a los menores de la congregación «con la excusa de ayudarles en sus estudios». Se presentaba como educador u orientador y así se ganó la confianza de los padres.

Sus víctimas, todas ellas chicos, tenían entre 12 y 15 años cuando comenzaron a sufrir los presuntos delitos sexuales. Sin entrar en más detalles sobre la crueldad que padecían las víctimas, consistían en masturbaciones, felaciones y, en algunos casos, penetraciones anales. No se trataba de hechos aislados, sino que se prolongaban durante varios años, de ahí las cuantiosas penas de prisión que demanda la Fiscalía y el daño psíquico y moral que han padecido los jóvenes sometidos.

Las víctimas tenían entre 12 y 15 años cuando comenzaron a sufrir los actos de violencia sexual

El escrito del ministerio público desgrana la manera con la que el sospechoso intentaba ganarse a los menores o los amedrentaba en el caso de que éstos se negaran a las agresiones y abusos. Por ejemplo, a uno de ellos «le hacía regalos de todo tipo, desde teléfonos móviles a un ordenador portátil, excursiones, viajes...». Eso sí, cuando las víctimas le plantaban cara, Christian, de más de 1,80 de estatura, enfurecía y se mostraba muy violento. Para la fiscal, estas muestras de ira eran su arma, el principal motivo de que los chavales guardaran su infierno en silencio durante años hasta no poder más. «Le obligó a que le penetrara y, ante su negativa comenzó a dar golpes por la habitación», explica la fiscal en uno de los casos. Con otro niño «cogía un objeto y lo levantaba con intención de golpearle». «Si no lo haces, ya verás», les espetaba, según la acusadora.

Obviamente, en caso de ser condenado a lo que demanda la Fiscalía, no se le aplicarán esos 111 años de cárcel. El máximo de cumplimiento está fijado en el triple de la pena mas grave que se le imponga y en ningún caso podrá sobrepasar los 30 años. Como medidas adicionales, la fiscal pide un alejamiento de las víctimas durante veinte años y el mismo tiempo de libertad vigilada una vez salga de la cárcel.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad