EFE
Lunes, 17 de febrero 2020, 11:37
La Audiencia de Alicante ha condenado a dos años de prisión al comercial de una bodega distribuidora del municipio alicantino de Petrer por apropiarse de los pagos efectuados por parte de varios restaurantes a los que su empresa suministraba bebidas y cuyo montante total supera los 30.000 euros.
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Los hechos sucedieron a lo largo de más de un año, entre enero de 2014 y noviembre de 2015, cuando el ahora condenado se dedicaba a visitar a los clientes de la bodega con el fin de recoger sus pedidos y de cobrar sus facturas por las bebidas ya servidas.
En ese proceso, el comercial se dedicó a facilitar facturas y recibos firmados tras recaudar el dinero por las entregas ya suministradas a los clientes. Sin embargo, después se quedó con varios de esas cantidades cobradas «con ánimo de obtener ilícito beneficio», en lugar de ingresarlos en las cuentas bancarias a nombre de su empresa, según la sentencia.
En el momento del juicio, celebrado el pasado 15 de noviembre, hasta clientes de la bodega declararon que pagaron al procesado y que recibieron sus documentos de cobro, aunque en algunos casos explicaron que esos recibos eran facturas fotocopiadas firmadas por el comercial procesado. Por su parte, uno de los empleados de la bodega encargado de supervisar los albaranes de las entregas declaró que comprobó que faltaban varias de las facturas correspondientes al acusado.
Según la versión del acusado, entregó las llaves del coche de la empresa con el que realizaba las visitas a los restaurantes y respondió que ya presentaría su baja voluntaria. Sin embargo, finalmente presentó una baja médica con la que se ausentaba de su puesto de trabajo. En ese momento, la empresa acordó su despido por causas disciplinarias e inició acciones legales contra él por el dinero presuntamente sustraído. El acusado, por su parte, recurrió su despido en los juzgados de lo Social tras creerlo improcedente.
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Ahora, el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia de Alicante subraya que, en el proceso judicial seguido frente a ese despido, se pudo comprobar que fue el acusado quien escribió las anotaciones de «pagado» incluidas en los recibos, a partir de las conclusiones reflejadas en un informe caligráfico elaborado por un perito.
En su conjunto, el tribunal cree probado que el comercial se apropió de 30.602,65 euros de su empresa. Por ello, le impone la pena de dos años de prisión, además del pago de dicha cantidad a la bodega para la que trabajaba en concepto de indemnización.
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No obstante, le absuelve de los delitos de estafa y de falsedad documental que apuntaba la acusación ejercida por los dueños de la bodega, al considerar que, en la conducta del procesado, no concurren los elementos necesarios para acreditar su comisión.
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