La investigación sobre la violación en grupo en los baños de una conocida discoteca de Valencia ha terminado. La Audiencia ha confirmado el auto de procesamiento que dictó en su día el juzgado de Instrucción número 4 de Valencia y ha abierto juicio oral ... contra dos jóvenes. Los hechos, según la denuncia inicial, encajaban con la actuación de una nueva manada, en septiembre de 2019. Pero en este caso, además, en el interior de un local de ocio con otros clientes en las inmediaciones que no se percataron de lo que estaba ocurriendo o no quisieron actuar.
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La investigación policial tampoco se puede calificar como un éxito. La joven denunció la participación de cuatro personas. Fue muy precisa en su declaración ante el juzgado en el papel de cada uno de ellos en la agresión. Sin embargo, una vez salió del baño, localizó a una amiga y llamaron a la Policía, sólo pudo identificar a dos de los supuestos agresores.
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En el juzgado, durante una rueda de reconocimiento, se ratificó en ese primer reconocimiento efectuado a la salida de la discoteca, en pleno centro de Valencia. Pero de los otros no existen noticias. La Policía no ha logrado localizar a los otros dos jóvenes sospechosos.
Las pesquisas judiciales han deparado, además, otras sorpresas. Los dos jóvenes identificados por la joven han dado negativo en el cotejo de ADN de las muestras que hallaron en el cuerpo de la víctima. Esta circunstancia hace que afronten el juicio con la expectativa de salir indemnes. Sin el respaldo del test se puede poner todavía más en duda la identificación que realizó en aquel entonces, y más tras una noche de fiesta. La agresión se produjo a las cinco de la madrugada.
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El relato de hechos de su denuncia resultó espeluznante. Fue llevada al baño con la excusa de que una amiga necesitaba ayuda, la pusieron contra la pared y le pisaron los pies para que no pudiera marcharse. Otro de los participantes trataba de tranquilizar a los clientes y les decía que era la novia de uno de ellos. Un dato que no justificaría nada.
La joven siguió gritando. A empujones y cogida del pelo, la introdujeron en uno de los aseos, estos ya con puerta individual. Fue allí dentro donde acontecieron los hechos de mayor gravedad. Le abofetearon y le obligaron a agacharse. Se negó. Recibió más golpes y estirones del pelo. Finalmente cayó sin poder ya levantarse. Dos abandonaron el cubículo y se quedaron los otros. La violaron contra la pared. Incluso se despidieron antes de que la joven se quedara tendida en el suelo.
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