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Nunca un protocolo para salvar vidas fue tan letal. Cumplir las normas fue una trampa mortal para los diez fallecidos, hasta el momento, en el incendio en el barrio de Campanar. La clave, que el incendio fue atípico, inusual en un caso como estos, donde el fuego casi siempre está dentro. En este caso, estaba fuera, en la fachada, lo que convirtió la estructura en una gran antorcha de varias plantas. Al llegar, los bomberos aplicaron un manual que se vino al traste en minutos.
La orden que recibió la mayoría de las víctimas es que se quedaran en sus casas, con toallas y trapos mojados en las rendijas de las puertas, protegidos, como pasa en la mayoría de los incendios. Las víctimas preguntaban y la respuesta era la misma: en casa. Y allí se quedaron, incluso en contacto con familiares, tranquilizándoles y diciéndoles que la orden era estar protegidos. Esa fue una trampa mortal, porque de haber salido, seguramente se podrían haber salvado.
De hecho, y según las fuentes consultadas, la mayoría de las víctimas residían en el bloque más alejado de donde se inició el fuego. Un punto del que podrían haber salido, pero optaron por cumplir una norma que no se pudo cambiar, porque la rapidez con la que se expandió el fuego hizo imposible rescatar a las personas atrapadas. Además, y según las mismas fuentes, la mayoría de las víctimas mortales residían en la planta octava o más arriba, por lo que fue imposible subir a por ellas.
«Lo dimos todo. Arriesgamos nuestras vidas porque sabíamos que había personas atrapadas por encima de la octava planta. Cumplimos el protocolo. Les dijimos que íbamos a rescatarlos, que se refugiaran en habitaciones alejadas del fuego y que pusieran trapos en las rendijas, pero las llamas se propagaron muy rápido y nosotros quedamos atrapados en varios puntos», señaló uno de los bomberos que actuó en el incendio.
Diez fallecidos de un total de cerca de 450 vecinos, aunque cada víctima mortal pesa a los profesionales. Según señaló el jefe de bomberos de Valencia, Enrique Chisbert, «los compañeros arriesgaron sus vidas por encima de sus posibilidades».
El alto mando ha dado la cara para defender la actuación que llevaron a cabo los efectivos. Chisbert ha querido dar explicaciones. El último mensaje de la mujer que falleció en su vivienda, junto a su marido y a sus dos hijos pequeños, en el que desvelaba que no intentaron huir de la casa porque habían seguido las indicaciones de los bomberos, trajo la polémica. ¿Podrían haber salvado sus vidas si hubieran huido por la escalera?
Ante esta incógnita que acapara el debate en los medios de comunicación, el jefe de Bomberos de Valencia se ha pronunciado de manera contundente: «El protocolo siempre es decir que la gente se quede dentro de sus viviendas». Pero, ¿a qué precio?
Los protocolos de intervención de los bomberos son documentos técnicos que se basan en la experiencia acumulada de décadas de servicios y actuaciones, y que por tanto permiten intervenir con seguridad en una emergencia. Pero como todo en la vida: no hay riesgo cero.
El caso de la familia que falleció mientras esperaban en su vivienda a que los rescataran ha puesto en duda el procedimiento que los profesionales emplearon para extinguir el incendio y conseguir sacar a la mayor cantidad de personas atrapadas.
El jefe de Bomberos de Valencia no cambió su postura. «Las viviendas son el lugar más seguro mientras podemos extinguir el fuego. Si no se genera una evacuación desordenada que puede generar múltiples víctimas», aseguró ante los medios de comunicación.
Sobre la mesa también está la baza de que el incendio de Campanar fue un caso «excepcional». Insólito. En el que siguieron el mismo protocolo de actuación que acostumbran a emplear en los incendios de menor magnitud. Pero en este caso hablamos de diez fallecidos que perdieron la vida mientras se aferraban a la esperanza de que los salvaran.
Los bomberos establecieron un plan de rescate: «Había desprendimientos de placas incendiadas por lo que había que acercarse de forma segura, no sólo por los efectivos, también por los rescatados», explicó Chisbert.
En este caso, se refería a cómo se efectuó el rescate de la pareja que se quedó atrapada en su balcón hasta que consiguieron ponerlos a salvo: viendo de frente el fuego y esperando a que los sacaran del peligro. La imagen de la pareja entre las llamas se hizo viral, pero dentro de lo que cabe tuvieron suerte. Sobrevivieron. Parte de la plantilla se dedicó a generar una «pantalla de seguridad» mientras el resto de los bomberos participaban en el rescate de las familias que se habían quedado atrapadas en el interior.
Chisbert enfatizó en que el «comportamiento del fuego no fue normal». Defendió que se trató de «un fuego que se extendió por toda la envolvente del edificio a una celeridad muy grande». Y para poner fin a la polémica, sentenció: «En emergencias uno y uno no siempre suman dos, y esto creo que se debe entender, pero en este rescate las cosas salieron bien».
En el incendio de Campanar, los bomberos se enfrentaron a un riesgo nuevo y bajo unas condiciones excepcionales y muy específicas: las fuertes rachas de viento, las gotas de fuego y la fachada ventilada con el efecto chimenea. Y eso lo cambió todo.
«Estoy seguro que este servicio se estudiará en profundidad para aplicar las mejoras y cambios que sean necesarios para dar respuestas operativas a riesgos nuevos», afirma un experto en protocolos de intervención en emergencias.
«Pero ahora, sin rigor y sin tiempo de estudio y análisis, fomentar críticas que pongan en duda y ataquen la credibilidad de los protocolos operativos solo originará incertidumbre en los servicios de bomberos y dudas en la ciudadanía a la hora de actuar en una emergencia», añade el experto.
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