Las pruebas de ADN incriminan a la madre de los niños asesinados en Godella

Las pruebas de ADN incriminan a la madre de los niños asesinados el 14 de marzo de 2019 en Godella. La sangre encontrada en una chaqueta de lana de María G. M. pertenece a uno de sus hijos y evidencia el contacto que tuvo con el cuerpo ensangrentado del pequeño, según el informe realizado por el Departamento de Biología del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil.

Los investigadores creen que la joven mató a golpes al niño de tres años en la piscina, donde también hallaron restos de sangre, y luego trasladó el cadáver para enterrarlo en una fosa. Esto explicaría el resultado de las pruebas de ADN, con el cotejo positivo confirmado en el laboratorio, tras el análisis de la ropa que llevaba María la noche del doble crimen.

La Guardia Civil encontró la prenda de color gris encima de una mesa en el interior de la casa de Godella. La chaqueta y unos pantalones de chándal de la marca Hollister, la ropa que los investigadores creen que llevaba la joven, tenían también restos de tierra. Los agentes del Grupo de Homicidios consideran que son pruebas indiciarias de que María enterró los cadáveres.

Según consta en el sumario, «la propia madre fue quien, pocas horas después de ser localizada en el interior de un bidón de plástico en las proximidades de la vivienda, condujo a los investigadores hasta el lugar donde reconoció haber enterrado a sus hijos, justificando que los encontró muertos al despertarse a primera hora de la mañana».

Tras inspeccionar la piscina en la parcela donde vivía la pareja con sus hijos, los especialistas del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil de Valencia hallaron también sangre del niño de tres años, según ha confirmado ahora el informe de las pruebas de ADN.

Los investigadores han constatado, por tanto, que en algún momento el cadáver del menor permaneció en el borde de la piscina hasta ser trasladado y enterrado en una fosa poco profunda. Esto explica también el hallazgo de gotas de sangre en la arqueta, ya que muy posiblemente «cayeron en el momento de ser trasladado el cuerpo hasta el lugar donde fue enterrado», afirma el informe del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil. Sin embargo, los especialistas no han encontrado sangre de los menores en la ropa que llevaba Gabriel Salvador C. A., el padre de las víctimas.

Como ya informó este periódico, el juez instructor, el fiscal, los abogados de la defensa y varios guardias civiles volvieron a la escena del crimen el pasado 17 de enero para reconstruir los hechos con las declaraciones de los padres de los niños, las diligencias de la inspección ocular y los informes forenses.

El magistrado comentó todas sus dudas con los responsables del equipo de guardias civiles que asumió la investigación del caso. De esta forma, confrontó las manifestaciones de Gabriel y María con las pruebas y restos de sangre que hallaron los especialistas de la Guardia Civil en el borde de la piscina, donde los investigadores sospechan que murió el niño tras ser golpeado en la cabeza, presuntamente, por su madre.

La comisión judicial inspeccionó también la casa donde vivían los acusados con sus hijos y varios lugares de interés en la investigación, como las dos fosas donde la Guardia Civil halló los cadáveres de los menores y un árbol que era como un símbolo de la vida para la madre de los niños.