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J. MARTÍNEZ/EUROPA PRESS
Martes, 8 de junio 2021, 15:42
El consumo de hachís y la influencia que ejercía Gabriel C. A. sobre su pareja fueron dos factores determinantes en el brote psicótico que sufrió la presunta infanticida de Godella, María G. M., la noche que ocurrieron los trágicos hechos. El psiquiatra forense y profesor de la Universitat de València, Santiago Rincón, declaró ayer en el juicio por el doble asesinato que estas dos circunstancias agravaron la enfermedad mental de la madre.
Los peritos Juan Carlos Cauto y Andrés Monleón, que también comparecieron en la vista, descartaron que Gabriel sufra una enfermedad mental y manifestaron que puede prestar un testimonio "tanto verdadero como falso" sobre los hechos ocurridos en la madrugada del 14 de marzo de 2019.
En las entrevistas clínicas que mantuvo con el psiquiatra forense del Instituto de Medicina Legal de Valencia, el padre de los niños negó que creyera en rituales, reencarnaciones, extraterrestres o sectas, pese a que así lo mantienen su pareja y varios testigos. "O bien lo negaba o matizaba estas cosas para hacerlas comprensibles con su religiosidad y su simpatía por la cultura maya", afirmó el doctor Cauto.
"Su funcionamiento intelectual es plenamente satisfactorio y no hemos hallado ni alteraciones de la percepción ni alucinaciones ni alteraciones ni del curso ni del contenido del pensamiento", aseguró el psiquiatra forense. "Está capacitado perfectamente para dar un testimonio verdadero o falso", añadió Cauto.
Sin embargo, Monleón declaró que el acusado sí que le había hablado en la cárcel de sus creencias, una secta que quería apoderarse de su talento y el calendario maya, aunque estas impresiones de Gabriel no están recogidas en el sumario.
Rincón manifestó que María sufre esquizofrenia paranoide, y resaltó en dos ocasiones que el cannabis y la fuerte influencia de su pareja habían agravado el estado de salud mental de la madre. Respecto a lo que la acusada le contó sobre la noche del doble crimen, el psiquiatra forense precisó que la joven siempre mantuvo un relato similar, recordando detalles como que tropezó con su perra y reconociendo que enterró los dos cuerpos de sus hijos tras encontrarlos muertos.
María manifestó a los psiquiatras que Gabriel le convenció de que los niños habían sido víctimas de abusos sexuales por parte de una secta. El día de los asesinatos, ella se despertó cuando su pareja se metió en la cama, se levantó y vio a los niños muertos. Entonces pensó que una secta los había matado y los enterró de forma rápida antes de que amaneciera porque querían irse pronto, según la versión que dio a los peritos.
En las entrevistas clínicas, María calificó a Gabriel de maltratador psicológico y psicópata sectario que le convenció de una realidad que no existía. Afirmó que el hombre tenía celos de su hijo mayor y que le daba palizas a ella y a los niños.
Internamiento psiquiátrico
Los peritos ratificaron que María sufrió en el momento de los hechos un trastorno psicótico con pérdida de la percepción de la realidad, alucinaciones e ideas delirantes. "Tenía anuladas sus capacidades para saber y comprender lo que estaba haciendo", aseveró Rincón. Por ello, el experto recomiendan un tratamiento psiquiátrico en un centro cerrado y, posteriormente, un tratamiento ambulatorio con supervisión extrema por su seguridad.
El fiscal Javier Roda mantuvo su petición de 50 años de cárcel para Gabriel tras explicar todos los indicios que le incriminan como presunto inductor de los asesinatos, así como sus creencias en la reencarnación y su pasividad cuando ella dijo que escuchaba voces que le ordenaban que matara a sus hijos. "Es coautor haciendo y dejando hacer", manifestó Roda. También insinuó que el padre podría haber sido el autor material de los crímenes después de que María realizara el ritual de purificación en la piscina.
Por su parte, el abogado Arturo Peris calificó de sesgado el informe del fiscal y pidió a los miembros del jurado que valoren solo los hechos y no consideren las sospechas como indicios de culpabilidad. "La prueba pericial ha arrojado luz porque ha descartado complicidad alguna en la actitud de María", afirmó Peris.
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