Lágrimas y sollozos durante la rueda de prensa en la que los miembros de la Asociación de Damnificados Horta Sud Valencia han anunciado que ... este miércoles han presentado la querella contra cinco integrantes del Consell y contra el presidente de la Confederación Hideográfica del Júcar, Miguel Polo, a los que acusan de cometer los delitos de homicidio imprudente, lesiones imprudentes, daños imprudentes, prevaricación omisiva y omisión del deber de socorro por la «inacción de sus funciones en la toma de decisiones para proteger la vida de los ciudadanos» durante la dana.
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Los afectados directos de esta tragedia no han podido contener las lágrimas cuando el presidente de la asociación, Cristian Lasaec, ha hecho mención a las víctimas mortales. Como ha comentado, las camisetas de la asociación as hicieron los alumnos de la Ciudad del Aprendiz del grado medio de Artes Gráficas. Ellos también perdieron a un profesor con la riada en Paiporta. «Fue a recoger dentro de casa con su hija y no pudieron salir. Lucharon por su vida. Al final se abrazaron y se despidieron. Imagina lo duro que debe de ser para un padre tenerle que decir adiós a tu hija», ha recalcado. Una historia que ha erizado la piel de los presentes. Por él y por el resto de afectados «pedimos que los responsables paguen».
A Elisabeth González le pilló la riada cuando volvía a casa del trabajo. La inundación la alcanzó poco antes de llegar a la salida de Paiporta. «Antes de que sonara la alarma ya teníamos el agua por los tobillos» ,revive. No podía salir. Se quedó atrapada hasta las tres de la mañana que logró escapar, pero el agua le llegaba a la altura de las rodillas. «Yo estoy aquí pero hay gente de la que nunca más se supo. Me uno a la querella por los que estaban conmigo en la V-30 y se los llevó la riada», dice convencida.
Cuando la tragedia ocurrió, Marisa Rubio volvía de recoger a su hijo en el instituto. Cuando iban camino de su residencia, en Massanassa, se toparon la riada. Estaban en la calle. Consiguieron llegar a su casa formando una cadena humana. «No sé si mi hijo se recuperará de este trauma. Tiene 15 años y vio como la gente estaba arrastrada y no podíamos hacer nada para ayudarles o perderíamos la vid», comenta. Un desastre en el que se perdieron 224 vidas y todavía hay tres desaparecidos. La mujer ha querido unirse a la querella contra los cinco miembros del Consell y el presidente de la CHJ «para que no salgan impunes».
Si Pepa Ferrer sigue hoy con vida, según cuenta, es gracias a su animal de compañía. «Mi perro me salvó y me empujó para volver a casa. No quiso dar su paseo habitual», confiesa. Justo cuando llegaron al domicilio comenzó la riada. Ella tuvo la suerte de que tiene un despacho en la planta superior en la que pudo resguardarse. «Me pasé la noche contando escalones a ver cuántos cubría el agua», recuerda.
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