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J. A. Marrahí
Jueves, 29 de septiembre 2022, 14:06
Estefanía Navarrete es una de las grandes protectoras de las mujeres en Valencia. Está al frente del Grupo de Ayuda al Maltrato (GAMA) de la ... Policía Local de Valencia. «Hay cierto reggeaton muy sexualizado y con ideas machistas», ha asegurado en declaraciones a LAS PROVINCIAS incidiendo en la perniciosa influencia de algunas letras e ideas que el estilo exhibe en una época en la que aumentan los delitos sexuales. Y también ha expuesto una cifra para la reflexión: 1.300 mujeres viven en Valencia con protección policial tras sufrir malos tratos.
Antes de participar en el Foro Nacional Ciudades Seguras Valencia 2022, ha reflexionado sobre la evolución de la violencia de género que conoce de primera mano. Le preocupa la actual situación económica, pospandémica y de inflación. «Los problemas económicos son uno de los escollos que tienen las mujeres a la hora de denunciar cuando dependen económicamente del agresor», ha expuesto.
«A ellas quiero transmitirles el mensaje de que tanto Valencia como otros estamentos públicos tienen recursos para que puedan salir de ahí y dejar una situación como la violencia de género que nadie debe soportar», entiende Navarrete.
Actualmente, ha cifrado, «tenemos 637 mujeres bajo protección de nuestro grupo, pero también las vigilan desde la UFAM de la Policía Nacional, con lo que son más de 1.300 las mujeres de Valencia en esta situación». Ellas son, obviamente, las sometidas a un mayor peligro por culpa de sus parejas o exparejas. El número de maltratadas es mucho mayor, como demuestra el aumento de denuncias.
El fenómeno de la violencia de género «desgraciadamente no disminuye» en Valencia, ha asegurado la policía. A pesar de todos los esfuerzos hay cifras para la vergüenza. Por ejemplo, los 225 delitos contra la libertad sexual perpetrados en la ciudad en el primer semestre de este año, un 3% más que el año pasado, o las 26 violaciones contabilizadas, un 13% más que en el mismo periodo que el año anterior.
Pero no todo es negativo. «Creo que las mujeres se atreven más a denunciar», estima Navarrete, «y eso hay que tenerlo en cuenta para valorar las cifras».
Ante el incremento de la violencia sexual en jóvenes, del que también están alertando los fiscales, Navarrete hace esta valoración: «Los estamentos públicos debemos adaptarnos a los cambios, a la irrupción de las nuevas tecnologías y la forma de relacionarse de la juventud a través de las redes».
En este entorno «hay muchas cosas muy buenas, pero también otras muy malas». Hay que preguntarse «cómo aprenden nuestros chicos y chicas la sexualidad», invita la experta. «Y también si hubiera que hacer fuera de la moralidad algún tipo de contraindicación a los jóvenes porque de lo contrario lo único que tienen es ese foco», sugiere la agente valenciana.
De igual modo, «una educación en lo que es una relación consentida. Hay que pasar del punto de consentir al punto de querer». En definitiva, ratificar la voluntad. Los jóvenes viven en una época de «amor líquido, es decir, ahora estoy con una, luego con otra... Lo promocionan las canciones».
Ellos, ahonda, «no tienen otro criterio para pensar que las relaciones son más, y hay más cosas además del sexo». Y todo eso «deberíamos pensar cómo podemos incluirlo en la educación para que también les llegue esa otra vía».
En el plano musical, se ha referido al estilo del reggaeton, de enorme calado e influencia en la juventud actual, en especial la hispanoparlante. «Hay letras sexualizadas y además muy machistas. Es muy complicado escucharlas en clave femenina y en la mayoría de casos hablan de chicos rodeados de coches grandes y de muchas mujeres», destaca. Y el machismo, destaca «es transversal, llega de todas partes».
Como destaca Navarrete, «les engancha mucho la música y nos tenemos que plantear padres y madres, el sistema educativo, todos, como contrarrestar esto». En anteriores generaciones, los jóvenes «no teníamos todo ese mundo digital tan al alcance de la mano y por eso debemos implicarnos, pensar y repensar cómo poner una contrapartida». Esa, razona, «es la asignatura pendiente».
En cuanto a la evolución de violencia machista en jóvenes, Navarrete detalla: «Me da la impresión de que las chicas jóvenes toleran cada vez menos la relación violenta y por eso denuncian más». Los roles igualitarios «hay que trabajarlos desde la educación infantil», urge, «desde bien pequeños, para evitar que cuando llegue la primera relación sentimental no se consideren ellas sumisas y ellos como que tienen que demostrar».
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