De un Salva cabizbajo a la acusada inexpresiva
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La pareja de enfermeros amantes se reencuentra en el juicio distanciada por sus cuatro abogados y enemistada entre reproches cruzados·
La pareja de enfermeros amantes se reencuentra en el juicio distanciada por sus cuatro abogados y enemistada entre reproches cruzadosDel amor y el sexo antes del crimen, pasando por la complicidad silenciosa posterior para, al final, acabar en el banquillo de los acusados completamente enemistados y sin apenas compartir miradas, entre acusaciones cruzadas. Este es el turbulento periplo de la relación que han vivido, desde 2017, los dos presuntos asesinos. De Maje y Salva a Salva contra Maje y viceversa. La unión, hecha añicos. Del amor, si es que puede llamarse así a lo que un día hubo entre ambos, al desamor. A 'la culpa fue tuya y no mía'.
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Esa distancia, ese contraste feroz entre lo que fue y lo que es ahora, quedó ayer perfectamente escenificado en la mesa alargada que los separaba, con seis metros y cuatro abogados de por medio. Y ellos, en los extremos.
Otro punto remarcó la diferencia entre ambos de manera sobresaliente. Salva, con un polo verde de un tono que recordaba su pasado sanitario, se mostró encogido, apocado y cabizbajo. Fue la postura del asesino confeso que ahora quiere mostrarse arrepentido, utilizado por la amante, «la marioneta» rota por el arrepentimiento, término que utilizó su defensa. De vez en cuanto se frotó los ojos con un pañuelo.
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El aspecto de Maje era bien distinto. La viuda negra se sentó en su juicio con chaqueta negra de cuero. Moderna. Erguida. Muy firme. Hierática. Mirada al frente y muy quieta. Era el aspecto de quien no tiene nada de que arrepentirse. Como si la cosa no fuera con ella. A tono con el mensaje que quiere transmitir su defensa: Maje tan sólo fantaseaba con la idea del crimen, pero realmente no lo deseaba, fue todo cosa del obsesivo Salva, malvado amante que quería quedarse con ella y vio la ocasión de oro para deshacerse del marido.
Fue el arranque de un macrojuicio que ya forma parte de la historia negra de Valencia. Sus prolegómenos dejan algunos detalles curiosos. El pasado 6 de septiembre Maje cumplió entre rejas 30 años. Salva alcanzó los 50 poco después, el pasado 3 de octubre. Cumpleaños en prisión provisional y, para ambos, a las puertas de su juicio.
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La elección del jurado estuvo marcada por algunos roces jurídicos. En la preselección de candidatos, uno de ellos se dirigió al abogado estrella del caso, Javier Boix, en estos términos: «Es un placer conocerlo, sigo todos sus casos y soy un admirador de usted». Los elogios los escucharon los letrados de la acusación y decidieron en ese instante que ayer iban a recusarlo (oponerse a su presencia).
Maje y Salva llegaron a los calabozos de la Ciudad de la Justicia en furgones distintos. A las diez arrancó la selección de las once personas (nueve titulares y dos suplentes) llamadas a juzgar y emitir veredicto sobre la pareja. El procedimiento acabó tres horas después. Tras la fase de recusaciones, el tribunal popular tomó forma: cinco mujeres y cuatro hombres fueron elegidos como titulares. Un hombre y una mujer, suplentes.
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La expectación es máxima. Finalmente son más de un centenar los profesionales acreditados para la cobertura informativa. La gran partida jurídica se emitió en directo, pese a la oposición de las defensas. Entre otros juristas, una incógnita: ¿Logrará Javier Boix convertir a Maje en inocente? Algunos creen que sí. Otros, que esta vez será casi imposible. A partir de ahora, el jurado decide.
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