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Pocas veces en mi carrera profesional he visto una mirada más gélida. Jamás tanta falta de escrúpulos e insensibilidad con lo que había hecho». Así es 'El Mone'. Uno de los considerados cabecillas de los 'Bocanegra'. Uno de los tres miembros de la familia que esta semana se ha sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Valencia. Dos años después de sembrar con una 'balacera' el cementerio de Torrent y segar la vida de un 'Marco' rival y de José Luis, un inocente vecino de Torrent que sólo cometió el error de colocar flores el día de Todos los Santos equivocado. Un agente de Homicidios que participó en el arresto de los sospechosos, ocultos en Torrellano (Ciudad Real), emite la frase que abre este relato. Así lo vio mientras el 'Bocanegra' llevaba ya las esposas por cometer unos crímenes por los que padres e hijo han sido considerados culpables ahora. Les esperan alrededor de medio centenar de años de condena.
Sin pestañear. Sin negar ni siquiera cabecear ante el torrente de testimonios, periciales y pruebas que les iban cerrando más y más la puerta de la celda. Ni siquiera sin intimidar a los comparecientes. La calma de los lobos fieros. En el banquillo de la sala del jurado se mostraron así todas las sesiones. «No hemos hecho nada, esto son cosas de gitanos», afirmaron los procesados en una llamada intervenida por la Policía Nacional. Acostumbrados a la gélida y dura vida de la guerra de clanes. Conscientes de una máxima: la sangre derrama sangre.
El de los 'Bocanegra' y los 'Marco' en el cementerio de Torrent ha sido el último choque de odio de estos grupos en la Comunitat. El precedente fue unos años antes, cuando fue Ramón. G. 'El Mone' fue tiroteado también en Torrent. Hay quien dice que el motivo fue una simple flatulencia, un pedo que enfureció a los 'Marco'. Otros hablan de una rencilla por la venta de un coche. Ni la Policía está del todo segura del motivo real. Aquello fue la semilla del rencor que fructificó en la venganza del cementerio. Las de 'Bocanegra' y 'Marco' han sido tan sólo las últimas batallas de estos clanes en territorio valenciano. En las dos últimas décadas diez vidas se han segado en el fragor de estas sanguinarias guerras. Catorce personas han resultado heridas.
Hoy la Policía Nacional y la Guardia Civil mantienen un discreto control de estos grupos. Sin férreos seguimientos pero sin quitarles ojo. «Vigilarlos en sus barrios es algo tremendamente complicado. Enseguida que pones un pie allí te 'muerden' y 'dan el agua'». Lo cuenta una agente de Homicidios. Acostumbrada a días enteros en un coche para controlar a mafias y bandas. 'Morder' es como se denomina en el argot policial a que te detecten mientras estás en pleno operativo de vigilancia. 'Dar el agua' es como los clanes se avisan unos a otros en el barrio cuando la Policía hace un control o redada en las zonas de dominio de los clanes. A veces es agua literal, pues muchos de estos grupos usan la tradicional técnica de lanzar cubos desde ventanas de casas para alertar a centinelas en la calle de la llegada de los investigadores. O 'dar el agua' para echar por la taza del váter la 'papelas' y dosis de droga antes de que les pillen por ella.
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Bocanegra, Marco, Kung Fu, Mantequilla, Capito, Pachanga, Moli, Frasquitos y Chatos. Son algunos de los clanes gitanos a los que la Policía Nacional y la Guardia Civil echan siempre un precavido ojo. A pesar de las fortalezas que son sus barrios y de la vigorosa ley del silencio que reina entre sus vecinos. El Xenillet de Torrent, La Coma de Paterna, L'Alquerieta de Alzira, el barrio de Corea en Gandia, el Cabanyal de Valencia o los bloques de Virgen del Carmen son algunos de los territorios en los que agentes de paisano, de Información (algunas tribus urbanas o grupos yihadistas acostumbran a buscar refugio en zonas humildes como estas) y sobre todo de los 'estupas' (los grupos de Estupefacientes encargados de lidiar contra el tráfico de drogas) acostumbran a moverse para llevar a cabo vigilancias u operativos de control y arresto. Y a veces no es sólo agua lo que surge de las ventanas. «En una redada reciente en el barrio de La Coma tiraron un ladrillo desde una vivienda. Y normalmente huevos, piedras, de todo...». explica un agente de la Unidad de Intervención Policial.
El barrio de L'Alquerieta de Alzira es como un pequeño Bagdag. Calles estrechas, travesías laberínticas, viviendas de baja altura y comunicadas muchas de ellas por túneles que hacen prácticamente imposible un operativo policial en cuanto los 'aguadores' dan la voz de alerta. En las golpeadas Casitas Rosa de Valencia, la Policía Nacional se ha llegado a encontrar las viviendas de toda una manzana conectadas entre sí por agujeros en los tabiques. Toda una intrincada galería hasta con orificios camuflados tras armarios o cortinas, al más puro estilo de los túneles que horadan el subsuelo de Gaza, un laberinto por el que esfumarse en cuanto llega 'la madera', el apelativo despectivo que los clanes gitanos aplican a la Policía Nacional.
Pues esa retorcida Alquerieta se tiñó casi literalmente de sangre en marzo de 2006. Todo estalló cuando Ramón, un 'Kung-Fu', intentó llevarse literalmente a rastras de la casa paterna a una 'Mantequilla' a la que cortejaba. El patriarca se oponía a ello. La venganza de los primeros no tardó en llegar. Una hilera de vehículos frenó ante la casa del clan rival. Una docena de personas se bajó con escopetas, pistolas y navajas. Murió Ramón, el novio. Su padre, su hermano y su tío. La mayor matanza entre clanes en la Comunitat. Juana, la madre, una hija y una sobrina también recibieron balazos. «Aquello era como una película gore. La sangre chorreaba literalmente por las paredes. Los cuerpos tenían tiros a bocajarro en la cara y estaban desfigurados». Lo relató un guardia civil que acudió al juicio a los cuatro 'Kung Fu' acusados. Fueron muchos más los participantes en el tiroteo, pero los investigadores no pudieron dar con ellos. Otra vez la ley del silencio. Y ante el tribunal, los asesinos no tuvieron remordimientos. Como los 'Bocanegra'. Ni apuro en reconocer sus crímenes. No hizo falta ni vista oral. Aceptaron que lo habían hecho, se encogieron de hombros y aceptaron 14 años de prisión.
Las endiabladas investigaciones que reconocen los policías hacen que a veces no se pueda probar quién derrama la sangre. El patriarca de los Pachanga fue absuelto por falta de pruebas después de ser detenido y acusado de acribillar a tres Capito en Alicante. «Diré que se me disparó y enseguida estoy en la calle', planearon los 'Bocanegra' en una conversación pinchada. Pero no les salió la jugada.
- Crímenes: Dos muertos el día de Todos los Santos de 2021 en el cementerio de Torrent. Cuatro heridos en este tiroteo y en otra reyerta a tiros y bastonazos en 2016 en el Xenillet.
- Zona de actuación: El barrio del Xenillet en Torrent. La presión policial les ha hecho asentarse en otros municipios como Aldaia o Alaquàs.
- Delitos investigados: Asesinato, tráfico de drogas, agresiones, venta de objetos robados y obstrucción a la Justicia.
- Crímenes: Cuatro muertos en un enfrentamiento a tiros y navajazos en marzo de 2006 en el barrio de L'Alquerieta de Alzira. Un 'kung-fu' quería llevarse a una 'mantequilla' para casarse por el rito gitano. Una herida en un asalto a cuatro mujeres en otro choque entre clanes en un centro comercial.
- Zona de actuación: Barrio de L'Alquerieta (Alzira).
- Delitos investigados: Asesinato, tráfico de drogas, agresiones, venta de objetos robados y obstrucción a la Justicia.
- Crímenes: El patriarca de los Pachanga, acusado de matar a tiros en 2002 a tres miembros de los Capito y de herir a dos más. Fue absuelto por falta de pruebas. Los Capito, acusados de herir a dos miembros del clan de los Moli a tiros y de atropellar a un tercero.
- Zona de actuación: Barrio Virgen del Carmen de Alicante.
- Delitos investigados: Asesinato, tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas y atropello.
- Crímenes: Un muerto y cinco heridos en una cruenta reyerta a navajazos y golpes acaecida el 1 de octubre de 2017 en Gandia. La justicia acabó imponiendo penas de entre 7 y 19 años de cárcel a tres ''frasquitos' y a un 'chato'. usaron navajas, cuchillos, bates de béisbol...
- Zona de actuación: Barrio de Corea de Gandia.
- Delitos investigados: Homicidio, agresiones y receptación.
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Fermín Apezteguia y Josemi Benítez (ilustraciones)
Iker Cortés | Madrid
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