Socorristas y empleados de chiringuitos colaboran con la Policía para frenar la ola de robos en la playa

Los socorristas de la Cruz Roja y los trabajadores de los chiringuitos colaboran con la Policía para prevenir hurtos en las playas del Cabanyal y la Malvarrosa. Como ya informó LAS PROVINCIAS, una oleada de robos al descuido mantiene en jaque a la Policía este mes de agosto. Medio centenar de descuideros, la mayoría de ellos jóvenes magrebíes, delinquen día y noche para sustraer objetos a los bañistas. La Policía Local y Policía Nacional han detenido en los últimas días a una decena de ladrones mientras las denuncias se amontonan en la comisaría.

Desde las torres de vigilancia, los socorristas llaman a los agentes cuando ven a los descuideros. Hace unos días, un miembro de Cruz Roja observó cómo uno de los ladrones robaba una mochila. Tras dar la voz de alarma y avisar a la Policía, un grupo de bañistas salieron corriendo detrás del ladrón, que llegó a saltar la valla del Hotel Las Arenas Balneario Resort, junto al paseo marítimo, donde fue apresado por los agentes que acudieron de inmediato.

«La persecución fue de película», afirma uno de los socorristas de la playa de las Arenas. Ellos mismos se libraron por poco hace unos días. Al terminar sus turnos de trabajo y cuando iban a darse un chapuzón, se percataron de la presencia de dos de ladrones magrebíes que se acercaban con disimulo a sus mochilas y tuvieron que ahuyentarlos a gritos.

El pasado miércoles, un ciudadano que se encontraba con su familia frustró otro hurto al tirarse encima del delincuente y retenerlo en la arena hasta la llegada de dos policías, que recuperaron lo sustraído y se hicieron cargo del ladrón. El individuo ya había sido detenido varias veces este verano por robar en la playa.

Esa misma noche, pasadas las once y media, tres chicas menores salían en bañador al paseo marítimo. Les habían robado una mochila con tres móviles, llaves y ropa. Según la madre de una de las víctimas, el valor de los efectos sustraídos asciende a 1.000 euros.

Los trabajadores de los chiringuitos se avisan por un grupo interno de WhatsApp y llaman a la policía cuando detectan a los ladrones. «La colaboración entre todos es importante. Los robos desbordan a la Policía y es escandaloso ver a diario cómo despluman a los turistas», comenta un empleado. «Por la noche nos toca a los quioscos, y ya van unas cuantas veces. Fuerzan los cierres y se llevan todo», añade el joven.

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