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El acusado de la agresión, Aitor T. M., durante el juicio. Damián Torres
«Me dejó como un muerto viviente»

«Me dejó como un muerto viviente»

El taxista que quedó ciego tras agredirlo un cliente relata en el juicio su calvario | La fiscal solicita 13 años de cárcel para el agresor por los delitos de lesiones y robo, mientras que la acusación particular pide 16 años de prisión al creer que hubo alevosía

Javier Martínez

Valencia

Lunes, 2 de diciembre 2019, 15:29

El taxista al que le extirparon el ojo izquierdo y perdió también la visión de su ojo derecho al ser agredido por un cliente el 19 de marzo de 2015, José Antonio R. G., declaró este lunes en el juicio, entre sollozos, que se siente como «un muerto viviente» por las graves lesiones que le causó Aitor T. M., que entonces tenía 19 años, al meter sus dedos en los ojos de la víctima durante un repentino forcejeo dentro del vehículo en Ontinyent.

El procesado se enfrenta a una pena de 16 años de cárcel por los delitos de lesiones y robo con violencia, la condena que solicita la acusación particular con la circunstancia agravante de alevosía por la agresión que sufrió la víctima de forma súbita y la situación de indefensión, al estar inmovilizado en su asiento con el cinturón de seguridad puesto en el momento que le atacó el cliente, según explicó el abogado Juan Carlos Navarro.

La fiscal pidió para el acusado penas que suman 13 años de prisión por los mismos delitos al no contemplar la alevosía.

El acusado metió los dedos en los ojos del taxista con mucha fuerza y de forma repentina

El juicio comenzó ayer en la Ciudad de la Justicia con la declaración de Aitor T., de 24 años, ante el tribunal de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia. El acusado, que solo contestó a las preguntas de su abogado, manifestó que causó las lesiones al taxista cuando este le cogió del brazo y el cuello para que no se bajara del vehículo sin pagar los 90 euros que costaba la carrera, concretamente el trayecto entre Valencia y Ontinyent.

También dijo que su cartera con el dinero cayó en el coche durante un forcejeo, que continuó fuera del taxi, y los dos hombres terminaron en el suelo. Según su declaración, el joven quería pagarle parte de los 90 euros que costaba la carrera, pero se asustó tras la pelea con el taxista y huyó.

Detrás de una mampara

La versión de la víctima fue muy distinta. José Antonio R. relató en la sala con todo detalle cómo sufrió la brutal agresión cuando intentaba impedir que el cliente se marchara sin pagarle el servicio. El taxista, que declaró detrás de una mampara, afirmó que cogió del brazo al joven porque estaba haciendo ademán de salir del vehículo, y entonces el acusado le metió los dedos en los ojos con mucha fuerza y de forma repentina.

La víctima sufrió la brutal agresión al tratar de impedir que el joven huyera sin pagarle

«Quedé atrapado por el cinturón de seguridad y no podía moverme ni quitármelo de encima. Él se metió entre el volante y el salpicadero, con sus rodillas en mi pecho, y clavó sus dedos en mis ojos», señaló el hombre, presa de un gran nerviosismo, durante su angustiosa declaración ante el tribunal.

La víctima se defendió y le mordió en un dedo, desgarró el suéter que llevaba Aitor y lo cogió con fuerza de la pechera para intentar que no escapara. También manifestó que el forcejeo y la agresión del joven siguió fuera del taxi. «Me atacó por la espalda. Yo no veía. Caí de rodillas al suelo y me golpeó para tirarme a un canal junto a la cuneta», afirmó José Antonio R.

Según la fiscal, el acusado volvió a presionar con sus manos los ojos del taxista cuando estaba tumbado en el suelo, y luego le robó la mochila, que contenía 140 euros y un datáfono, antes de huir y abandonar a la víctima en la cuneta. José Antonio R. recordó los momentos angustiosos que vivió cuando pidió ayuda a gritos a varios conductores, que no pararon en la carretera, y fue auxiliado por una mujer policía que iba a trabajar y detuvo su vehículo.

Las pertenencias de José Antonio R. fueron entregadas a la Guardia Civil por el padre del joven cuando fue localizado en el hospital de Xàtiva, donde acudió con su hijo para que le curaran la herida del mordisco. Tras agredir al taxista, el acusado llamó por teléfono a su padre para que lo recogiera con su coche en el lugar donde estaba.

El forense Manuel Polo explicó en la sala la gravedad de las lesiones que sufrió la víctima y las secuelas que continúa padeciendo cuatro años después. El perito también manifestó que el acusado había exagerado o simulado una lesión en su cuello cuando acudió con un collarín a la consulta clínica en la Ciudad de la Justicia, meses después de la agresión, ya que solo había padecido una lesión cervical leve durante el forcejeo que mantuvo con el taxista. El abogado de Aitor alegó legítima defensa para pedir su absolución.

Juicio por dejar ciego a un taxista

  • 760.000 euros. Las acusaciones elevaron sus peticiones de indemnización, con una cuantía de 760.000 euros que solicita la acusación particular, por la gran invalidez y el estrés postraumático crónico que sufre la víctima.

  • Lesiones y daños morales. Las indemnizaciones por responsabilidad civil que solicitan las acusaciones corresponden a las lesiones, secuelas, daños morales y la incapacidad permanente absoluta.

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