Ángel nació en plena pandemia y pasó sus primeros cuatro meses de vida en la UCI. No había visto el rostro humano sin mascarilla y cuando empezó la terapia tenía una inexpresividad absoluta. El primer reto de sus fisioterapeutas ha sido enseñarle a sonreir y ahora este pequeño de 7 meses que sufre una anomalía coronaria refuerza su equilibrio. Para el desarrollo de estos niños con necesidades especiales es fundamental empezar la terapia cuanto antes. El llanto agudo de Natalia que ahora tiene 22 meses alertó al pediatra y permitió un diagnóstico con solo un mes de vida del síndrome del maullido del gato. La enfermedad afecta a su sistema motor y cognitivo pero Natalia ha superado todas las expectativas. Por eso cuando se cerraron los centros en marzo para sus padres fue un mazazo y también para los padres de Irene. Para desarrollar su máximo potencial es imprescindible la terapia y para que no se suspendan ahora se imparten sesiones on line para tratar a los pacientes cuando son de alto riego o han estado en contacto con un positivo.
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