M. GUADALAJARA/J. MARTÍNEZ
Martes, 5 de julio 2022, 12:20
Un hombre que mantuvo relaciones sexuales con Marta Calvo pocas horas antes de su muerte ha declarado este martes en el juicio que es posible que la joven consumiera varias cervezas y entre cinco y siete rayas de cocaína, aunque no lo recuerda con claridad porque no las contó.
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«La verdad es que no sé si estaba bebiendo cerveza, fanta o agua y sí que me acuerdo de lo otro (consumo de cocaína), pero no sé cuántas (rayas)», ha señalado. El testigo permaneció una hora y media con Marta, entre las nueve y diez y media de la noche del 6 de noviembre de 2019, y luego se marchó a su domicilio porque al día siguiente tenía que madrugar.
También ha manifestado que la joven le dijo que había quedado con otro hombre esa noche, sin precisar ningún dato más sobre esta persona, aunque la investigación determinó que Marta acudió con Jorge Ignacio P. J., el acusado del crimen, a su domicilio en la localidad de Manuel, donde murió esa noche y fue descuartizada por el procesado.
En la sesión de hoy también han declarado dos conocidos del acusado, dos hombres que confirmaron que Jorge Ignacio les vendía cocaína. “Él me conseguía algo que no podía conseguir por mí mismo: cinco gramos para un amigo”, ha asegurado uno de los testigos.
Además, un policía experto en drogas ha confirmado ante el tribunal la gran pureza de la cocaína analizada en los casos de las muertes de Arliene Ramos y Lady Marcela. “No es habitual encontrar una pureza de 86 por ciento en la cocaína de la calle. Sólo intervenimos esa droga a organizaciones criminales antes de que la mezclen con otras sustancias para ganar más dinero", ha precisado el jefe de uno de los grupos de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional de Valencia.
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La fiscal Socorro Zaragozá ha preguntado a uno de los conocidos del acusado si recordaba qué pasó durante un viaje a Gandia cuando ambos conversaban durante el trayecto que realizaron con el coche de Jorge Ignacio. «Me dijo que era un buen sitio para deshacerse de un cadáver», ha respondido el hombre al referirse a una casa abandonada situada junto a la carretera.
El testigo ha manifestado que ese comentario le llamó la atención, pero lo recordó más tarde de su primera declaración ante la Guardia Civil y fue a contarlo meses después a los investigadores. Sin embargo, no consiguió llevar a los agentes al lugar. «Lo dije por si acaso, me sentía en la obligación de ayudar. Ojalá hubiera servido», ha afirmado.
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Respecto a los cambios de carácter del acusado, ha dicho que tenía «arranques y prontos bastante fuertes, alguna vez cogió el móvil y lo estampó contra la pared». También ha recordado que Jorge Ignacio le propuso entrar juntos en una gestoría, porque el presunto homicida tenía intención de poner su Volkswagen Passat, el coche que utilizó para trasladar el cadáver de Marta, a nombre del testigo, algo que a él no le pareció bien y que finalmente no hicieron.
Otra de las personas que han declarado como testigo es un hombre de etnia gitana que se ha definido como «escolta, taxista y amigo muy grande de Marta Calvo», aunque luego ha señalado que había conocido a la joven dos semanas antes de su muerte.
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«Atendía a Marta y a otras chicas. Ellas me pueden pedir lo que quieran. A veces me piden tabaco, a veces whisky y otras veces estupefacientes o que las lleve a Castellón, por ejemplo», ha declarado el individuo, quien también trasladó a la madre de Marta a la localidad de Manuel para ayudarla a buscar a su hija.
En referencia a la búsqueda infructuosa del cuerpo de Marta, el director de producción de la planta de tratamiento de residuos urbanos de Los Hornillos afirmó que una cabeza humana o medio brazo pudieron pasar dentro de bolsas de basura, sin que fueran detectados por los trabajadores, por la cinta transportadora de la nave de reciclaje. El testigo concretó en un cinco por ciento el porcentaje de residuos embolsados que se embalan sin revisarlos para su traslado al macrovertedero de Dos Aguas.
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«Nos hemos encontrado cabezas de cerdo, animales muertos, mascotas, y hasta perros grandes, todo lo que cabe en un contenedor de basura, pero algunas no pasan el triaje. Todo lo que no cabe por 190 milímetros pasa a la planta de rechazo, y muchas de esas bolsas si no se han abierto se quedan sin abrir», ha manifestado el testigo.
También ha testificado hoy la directora terapéutica de un centro de tratamiento de adicciones de Valencia, quien ha señalado que Jorge Ignacio acudió a cinco o seis visitas clínicas, entre agosto de 2017 y enero de 2018, pero ha explicado que ella trabaja «sobre la base de los grupos de ayuda mutua sin reconocimiento como centro de desintoxicación por parte de la Administración».
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La testigo ha afirmado que el acusado le comentó que empezó a consumir cocaína en Colombia cuando tenía 18 años, y que se había convertido en algo habitual. Según la directora del centro, el procesado se presentó un día por sorpresa con dos amigos para pedirle un certificado de asistencia, pero no le dio el documento porque no cumplía los requisitos.
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