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Tres mujeres que tuvieron citas sexuales con Jorge Ignacio P. J., el narcotraficante acusado de matar a Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela, incriminaron ayer al presunto asesino en serie tras declarar en el juzgado que las drogó al introducirles cocaína en sus genitales, sin que ellas dieran su consentimiento, y echar otra sustancia en la bebida.
Las tres víctimas perdieron la consciencia y quedaron a merced del peligroso individuo durante muchos minutos, aunque sobrevivieron y ahora sus testimonios constituyen «una prueba del comportamiento repetitivo y la conducta homicida de Jorge Ignacio», según afirmó el abogado Juan Carlos Navarro, que representa a cuatro de las mujeres que figuran como víctimas en la causa criminal. Pilar Jové, letrada de la madre de Marta Calvo, aseveró que el presunto asesino puso en peligro la vida de estas jóvenes y actuó de forma deliberada cuando las drogó.
Las tres mujeres, dos valencianas y una colombiana, tienen 20, 30 y 31 años, ejercen la prostitución en Valencia y una de ellas necesitó atención médica en un hospital tras la intoxicación de droga que sufrió en la cita sexual que tuvo con el traficante colombiano. Esta víctima ya declaró ante la Guardia Civil que perdió el conocimiento después de que Jorge Ignacio le ofreciera una copa y le pusiera cocaína en la vagina, el ano, las axilas, los pechos y los pies. Los hechos ocurrieron el 26 de septiembre de 2019 en la misma casa donde murió Marta en la localidad de Manuel.
Horas después del encuentro sexual, la joven colombiana acudió al Hospital Arnau de Vilanova porque empezó a encontrarse mal en el supermercado donde trabaja. Las analíticas que le realizaron detectaron cocaína en su sangre y orina, pero la víctima explicó a los sanitarios que la habían envenenado con otra droga. El médico le dijo entonces que para buscar la sustancia tóxica tenían que hacerle otro tipo de análisis y no lo consideró necesario.
Otra de las víctimas que declaró ayer ante el juez instructor solo llevaba tres meses ejerciendo la prostitución en Valencia. Su testimonio fue muy elocuente y desgarrador cuando recordó el miedo que pasó en una vivienda de l'Olleria, otra casa que utilizaba el presunto asesino para celebrar las «fiestas blancas», como él llamaba a su peligrosa práctica sexual de penetración tras introducir pequeñas piedras de cocaína en los genitales de las víctimas.
La joven de 20 años también perdió el conocimiento y se despertó con él encima. El 20 de diciembre de 2018, Jorge Ignacio le insistió mucho para que esnifara dos o tres gramos de cocaína y notó que le introdujo algo en la vagina. La prostituta manifestó que se enfadó con su cliente porque no llamó al 112 para pedir una ambulancia cuando sufrió convulsiones y quedó inconsciente unos minutos. La víctima afirmó que se mareó poco después de beber una copa de vino, por lo que sospecha que le echó droga en la bebida.
La tercera testigo también se asustó mucho cuando sacó de su vagina dos trozos de cocaína del tamaño de media falange de un dedo. Jorge Ignacio la drogó el 30 de junio de 2019 en la casa de Manuel, según la víctima, quien aseguró que pasó tanto miedo que no se preocupó de cobrar el servicio sexual.
Otras tres mujeres que debían declarar ayer no acudieron por causas que no han trascendido. Una de ellas es paraguaya y el juzgado desconoce su paradero. Dos médicos del Hospital Clínico también comparecieron ante el juez para explicar la asistencia que recibió Arliene Ramos, una mujer brasileña de 33 años, así como el cuadro de intoxicación que presentaba cuando la hospitalizaron y la posible causa de su muerte días después de ser drogada, presuntamente, por el presunto asesino en serie.
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