La muerte de Bianca Pitman ha quedado sepultada bajo el silencio de las estadísticas. No es la primera vez. Y, por desgracia, no será la ... última. El hecho de no tener una familia en España reduce el impacto de un supuesto crimen. Pitman quedó con su exmarido en Málaga y allí, en un hotel, encontró la muerte. Su expareja, que se encuentra en prisión, ha declarado que todo fue un accidente en el transcurso de un juego sexual. Ahora existen motivos más que suficientes para dudar de su exculpatoria versión. Pero, en aquel momento Bianca sólo había confesado a unos pocos compañeros del colegio de Xàtiva donde trabajaba, el calvario que padeció en Texas.
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La llegada de Bianca al centro educativo «fue una bocanada de aire fresco». Extrañaba, por ejemplo, su edad. Un puesto de asistente para lengua extranjera, el inglés en este caso, suele ocuparlo profesoras muy jóvenes, en sus primeros años de profesión, cuando existen pocas obligaciones más allá de la más importante de todas: disfrutar. «Esa experiencia le daba una paciencia infinita», recuerda Mari Carmen, una de sus compañeras. En Estados Unidos era profesora de Arte y Fotografía. De allí huyó para poner tierra de por medio a un supuesto pasado de violencia. A su llegada a Valencia hay quien recuerda que en su perfil de una red social incorporó una canción que hablaba de «nuevos comienzos». Hoy todo adquiere un sentido diferente.
Su carácter, extraordinariamente cariñosa, rápidamente sedujo a los docentes. «Nos daba abrazos nada más llegar a todos los profesores». Era una de esas personas a las que resulta imposible no querer. En el mes de enero hubo un alto en el camino en esa felicidad. Regresó a Estados Unidos. «Al parecer, el hombre este -en referencia al sospechoso de la muerte- tenía un cáncer». Ella se sintió en la obligación -difícil siempre indagar en las mente de las víctimas- de estar a su lado en una supuesta intervención. Quizá lo hizo por los dos hijos que tenía con él, piensan los profesores que conocieron a Pitman. Lo más incomprensible de este viaje para quienes la rodeaban es que Bianca ya tenía otra pareja, un chef americano, según coinciden varias fuentes.
Marcos Mariano es el dueño de Saity, un bar coctelería conocido como la embajada americana. Pitman acudía frecuentemente al local, punto de reunión de los docentes extranjeros. «Dicharachera, culta, una tía de putísima madre», resume. El barman recuerda que la mujer le comentó que venía alguien de Estados Unidos. «Todos pensábamos que había quedado con su nueva pareja». La monumental sorpresa llegó luego al conocer su muerte, pero también la identidad del acompañante. En el Saity, de vez en cuando, se saca una botella «y brindamos por ella». Algunos clientes siguen impactados por la brutal noticia.
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Pitman era una mujer de ímpetu, con un carácter inagotable para disfrutar y participar en las actividades del colegio. Demostraba una «gran creatividad». También se esforzaba por llenar su vida fuera del colegio. Le encantaban los viajes. Durante su estancia en Valencia había ido ya dos veces a Portugal y decidió compartir un viaje a Marsella con tres compañeras. Este desplazamiento supone un momento crucial porque confiesa a este grupo que su ex iba a ir a Málaga. «Estábamos comiendo y recibió un mensaje. Se echó las manos a la cabeza. La vimos muy preocupada», admiten. «Nos dijo que no le apetecía la idea». A continuación, ofreció algunos detalles: «Es muy celoso, posesivo...» A sus amigas les sorprendió el viaje del hombre y que su compañera accediera. «Di que no quieres ir, no vayas», le recomendaron. En ese momento, ninguna de ellas intuía que fuera víctima de malos tratos. «No la hubiéramos dejado ir».
Al parecer, la trampa de ese viaje residía en que el hombre quería agradecerle que le hubiera acompañado en su enfermedad. La preocupación se instaló en la hija de Bianca, que había visitado Valencia por las Fallas. «Fueron días de mucha felicidad para su madre», recuerdan de aquellas jornadas. Sentía un especial apego hacia ella, quizá por ser la más joven de sus descendientes. De hecho, uno de sus deseos era acudir a la graduación de la joven que estudia en Washington. Su otro hijo, ya independiente, es piloto de avión. El temor también se trasladó al núcleo de amistades de Pitman. «Llevaba varias horas sin conexión en su WhatsApp y eso era impensable».
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¿Qué ocurrió realmente en Málaga? Todo es desconcertante. Se ignora si recogió a su ex en Valencia y de allí fueron a Málaga o si se desplazó ella directamente para que su pareja no supiera dónde vivía. «De lo que estamos seguras es de que su exmarido no sabía que tenía una nueva pareja», apuntalan. Quizá se enteró de esa relación durante este encuentro. «Piensa que voy a volver con él porque tiene dinero», había comentado durante el viaje a Marsella. Las amigas ahora especulan con el hecho de que viniera expresamente «a matarla». De la esperanza de un nuevo comienzo a un desenlace trágico. La vida le cambió con un mensaje.
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