Son miles y miles de kilos de melones y sandías echados a perder porque no pueden cubrir los gastos de producción, como cuenta Caterina Pak, técnico agrícola e instagramer, que usa las redes para defender un campo de El Ejido (Almería) que se muere. Comida desperdiciada por unos precios que agricultores como Juan no pueden soportar. Asegura que perderá unos 40.000 euros. Noelia está tan desesperada que ha convertido su cosecha, 70.000 kilos de melón, en pienso para las cabras. Francisco, de Motril, también se indigna ante unos pepinos que ya no valen nada. Ha tirado a la basura 3.000 kilos y demuestra que la ley de cadena alimentaria no les defiende como debería: le cuesta producir un kilo, 60 céntimos, se lo compran a solo 10 y se vende en las grandes superficies a 2,40. Mientras, ellos siguen perdiendo miles y miles de euros.-Redacción-
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