Agentes de la Guardia Civil durante la investigación del accidente en el recinto del evento musical. iván arlandis

Las víctimas del Medusa piden que un segundo perito examine los anclajes

Los heridos que declararon en el juzgado ya han ratificado su testimonio ante el juez y otros cinco perjudicados lo harán en breve

A. Rallo

Valencia

Lunes, 29 de agosto 2022, 00:31

La investigación en el juzgado de Instrucción número 4 de Sueca sigue su recorrido. El juez que se encarga de las pesquisas ya tiene sobre la mesa el informe de la inspección ocular de la Guardia Civil, un exhaustivo atestado donde se aportan fotografías, ... se explica el sistema de montaje de las estructuras –varios pórticos se desplomaron como consecuencia de las ráfagas de viento– así como se recogen diferentes mediciones del material empleado.

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El contenido del informe es aséptico, es decir, no llega a conclusiones acerca de la seguridad del reciente sino que efectúan una radiografía general de todos los elementos del emplazamiento.

Esto último es una tarea que corresponde a los peritos. De momento, el juzgado ha designado un experto, un ingeniero de formación, para que elabore su propio dictamen acerca de si se cumplieron las mínimas medidas de seguridad exigibles en un evento de estas características con capacidad para decenas de miles de asistentes.

Pero una parte de las víctimas ya ha pedido al juzgado que autorice a que otro perito designado por ellas, un doctor en ingeniería, realice su propio análisis de la situación. El juez todavía no ha acordado esta medida que, por otra parte, suele ser frecuente en accidentes de esta naturaleza.

La propuesta sería que el especialista acudiera al mismo tiempo que el perito del juzgado. Estos informes resultan determinantes para asignar responsabilidades penales a los procesados. No resulta extraño que los peritos alcancen conclusiones dispares acerca de un mismo hecho, discrepancias que luego los magistrados deben valorar en la vista oral.

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La caída de uno de los pórticos metálicos –había varias estructuras idénticas– causó la muerte a un joven de Daimiel. Los agentes han comprobado que los hierros tenían en la parte delantera unos maceteros de 1.000 kilos como contrapeso. En la parte trasera, en cambio, el anclaje a la tierra se establecía a través de unas piquetas de un metro de longitud. Sin embargo, sólo 15 centímetros era la profundidad que alcanzaban, según el informe de la Guardia Civil. Los agentes alcanzan esta conclusión por las manchas de tierra que presenta el utensilio. En ambos casos tanto los maceteros como las piquetas se encuentran enganchadas a la estructura con cinchas.

Uno de los encargos de los peritos será comprobar que el sistema estaba suficientemente anclado al suelo y fue la fuerza del viento y lo inesperado del fenómeno meteorológico lo que desencadenó el letal accidente.

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Los agentes de la Guardia Civil realizaron su inspección los pasados 13 y 14 de agosto, pero mantienen precintadas otras zonas del recinto –más de 36.000 metros cuadrados dedicados a la música tecno– porque el perito, el designado por el juez, planea hacer pruebas de resistencia para comprobar la efectividad del sistema de anclajes.

Al menos nueve víctimas figuran ya como denunciantes en el expediente judicial. Algunas están representadas por el letrado Jesús Sanfeliu y el despacho Pellicer Caudiel. Las que declararon en el cuartel de la Guardia Civil ya habrían ratificado su testimonio en el juzgado que instruye la causa. En breve, lo harán el resto de perjudicados, los que sufrieron las heridas de mayor consideración.

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De momento, no hay ningún imputado. Pero la empresa responsable del evento ya se ha personado en la causa para conocer las actuaciones ante la eventual citación de algún responsable de la organización.

A pesar de que se trata de un fenómeno atmosférico frecuente en verano, el reventón térmico de Cullera tuvo una intensidad muy superior a la habitual, según los daños que causó la ventisca. Al margen del ascenso brusco de las temperaturas, el reventón térmico provocó ráfagas de viento de 80 km/h durante un breve periodo de tiempo. Seis horas antes del accidente y el posterior caos, incrementado por la arena que dificultaba la visión a los asistentes, varios jóvenes grabaron con sus teléfonos móviles cómo caía la primera pieza del escenario principal debido a una ráfaga de aire, pero el personal del festival retiró con rapidez el trozo de chapa y la música continuó como si nada hubiera ocurrido.

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