J. F.
Valencia
Martes, 13 de febrero 2024, 12:02
La Sección Quinta de la Audiencia de Valencia ha condenado a diez años de prisión a un joven marroquí que violó a una chica en el antiguo cauce del río Turia, en la ciudad de Valencia, el 12 de noviembre de 2022. El tribunal le considera autor de un delito de agresión sexual con empleo de violencia para el que aprecia la concurrencia de agravante de aprovechamiento de las circunstancias del lugar, pues la condujo hasta un sitio solitario «para facilitar el delito y asegurar su impunidad».
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El penado, sin antecedentes penales y en situación irregular en España, deberá indemnizar a la víctima con 12.000 euros por los daños morales y por el «amplio sufrimiento psíquico y físico» que le causó, y no podrá acercarse a menos de 300 metros ni comunicarse por cualquier medio con ella durante 11 años.
Los hechos ocurrieron sobre las tres de la madrugada del aquel día, cuando la chica se encontraba en un parque cercano a la estación de autobuses de Valencia junto a dos amigos que se ausentaron y la dejaron sola a la espera de su regreso. La víctima tenía entonces 20 años.
Al poco rato, el condenado se acercó a la zona y la joven le preguntó si había visto a sus amigos, a lo que él le contestó afirmativamente y le dijo que estaban en el antiguo cauce del río Turia, unos jardines de grandes dimensiones que cruzan la ciudad y que se encuentran "aislados por muros con algunas zonas escasamente iluminadas y numerosa vegetación", según describe la sentencia.
El agresor se ofreció a acompañarla para buscarlos. Según recoge la sentencia, una vez en el cauce y, «aprovechando la más absoluta soledad del lugar», que «intencionadamente había sido buscado» por el hombre, este empujó a la víctima, la tiró al suelo y la forzó sexualmente, mientras ella gritaba que parara.
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En el transcurso de la agresión sexual, la joven consiguió escapar y salió corriendo del cauce por una de las rampas para refugiarse en la estación de autobuses cercana. Un cliente de un hotel próximo al cauce del río que había escuchado los gritos de auxilio de la agredida se asomó al balcón, presenció la agresión y llamó al 112, que avisó de inmediato a la Policía.
La colaboración de este ciudadano fue clave para la rápida detención del agresor sexual. El hombre estuvo en contacto telefónico con la operadora del 112 hasta que llegó la patrulla de la Policía Nacional. Instantes después, los agentes lograron localizar y arrestar al violador por las indicaciones del testigo, que incluso informó a los policías de que el individuo se había cambiado de ropa.
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Otros agentes acompañaron a la víctima a un centro hospitalario para que recibiera atención médica, pero antes de ello se cruzaron con otros policías que trasladaban al detenido al complejo de Zapadores, y ella lo reconoció en ese momento como su agresor. La sentencia no es firme y puede recurrirse en apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
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