

Secciones
Servicios
Destacamos
Caterin tiene 25 años. De origen latinoamericano pero nacionalizada ya en España, es una de las víctimas de uno de los delitos que más preocupa ... por su ascenso imparable en la región en los últimos balances de criminalidad: las agresiones sexuales. Vive en Valencia desde hace media década y sufrió la agresión hace unos tres años. «Me violaron tras drogarme en un pub», lamenta.
El día en que se truncó su juventud había acudido a una fiesta de cumpleaños en un pub de Valencia. «Estaba con mis paisanos en un local de baile latino. Era el cumpleaños de una amiga. Llegaron varios chicos y se presentaron. Estuvimos hablando y hasta ahí todo normal».
Según recuerda, consumió dos 'cubatas'. «Bailamos, conversamos y en un momento de la noche fui al baño. Uno de los chicos que acababa de conocer me sujetó la copa y luego me la devolvió. Di más sorbos después y al rato me empecé a encontrar muy rara». Sus recuerdos se difuminaron a partir de ese momento.
Así continúa su relato: «Un chico me ofreció acompañarme a casa y acabé en una vivienda que compartía con varios paisanos. Al día siguiente me desperté muy tarde, al mediodía. Estaba descolocada y con mucho dolor de cabeza, algo imposible para sólo dos copas que no me había pasado en la vida». Y lo más inquietante: «Con dolores en mis zonas íntimas. Yo no recordaba haber consentido a nadie una relación sexual».
Noticia Relacionada
La joven tuvo que reconstruir sus últimas horas como si de un rompecabezas se tratara, con el convencimiento de que había sido engañada y utilizada cruelmente por un agresor sexual. «Cuando pregunté a mis amigas me dijeron que me había ido con uno de los chicos. Sabía que me habían violado tras drogarme, pero como todavía me faltaban unos meses para tener los 'papeles' no me atrevía a decir nada. Me sentí hundida. Con molestias. Sabía que habían tenido sexo conmigo».
Al cabo de una semana, se decidió a contarle lo sucedido a un familiar. Ella le apremió a denunciar. «Me animó. Conseguimos saber quién había sido a través de los conocidos y al final denuncié ante la Policía Nacional. Se portaron muy bien en el equipo especializado. Fueron muy sensibles y comprensivos».
Su auxilio continuó en el Centro de Ayuda a Víctimas de Agresiones Sexuales, con una atención integral y gratuita, tanto psicológica como jurídica. Pese a estar aturdida cuando sucedieron los hechos logró identificar al sospechoso en una rueda de reconocimiento. Su caso está actualmente en la fase final de instrucción judicial, a la espera de que la Fiscalía complete su escrito de acusación y se ponga fecha para el juicio.
Más allá de lo que decida la justicia, para Caterin el daño ya está hecho. «Dejé de salir con mis amigas los fines de semana. Me quedaba en casa. Tenía pesadillas. Se me aparecía la cara de mi agresor y de otros hombres que me perseguían. Despertaba sobresaltada y con mucho miedo. El primer mes perdí ocho kilos por los nervios».
Según desgrana la joven, «sentía mucha rabia de no recordar con exactitud lo que pasó», una reacción muy frecuente en las víctimas de sumisión química. «Estaba enfadada conmigo misma por haber dejado la copa en manos ajenas», ahonda. El habitual sentimiento de culpabilidad. Ojeras, delgadez y temblores fueron algunas de las consecuencias que requirieron atención médica.
Tuvo que tomar antidepresivos y ansiolíticos «porque no descansaba nada». Caterin luchó mucho por recuperar la vida que llevaba. Comenzó a salir «al principio acompañada y después sola otra vez», acudió a talleres para recuperar su autoestima y acabar con el pesado sentimiento de culpa. Hoy se siente más segura.
En cuanto a su necesidad de resarcimiento tras lo sucedido, la joven es muy clara: «A mí no me importa la condena que le pongan ni el dinero de indemnización. Nada puede pagar todo lo que he sufrido. Yo lo único que quiero es que él reconozca los hechos».
Y este es su consejo para otras jóvenes: «Que cuando salgan y se pidan una copa la controlen y no la pierdan de vista. Que no se crean que porque estén de fiesta con conocidos de sus amigos ya son también amigos, porque nunca se sabe». Y también «que no tengan miedo a denunciar una violación, aunque no tengan 'papeles'. Ni vergüenza, ni culpa. Él único que debe sentirse culpable es quien es capaz de hacer algo así».
2.173delitos contra la libertad sexual se produjeron en la Comunitat en 2021 frente a los 1.518 del año anterior. Supone un incremento del 43%.
236agresiones sexuales con penetración se denunciaron en la región en 2021 frente a las 186 del año anterior. Supone un incremento del 27%.
1.937abusos sexuales y otros delitos sexuales se produjeron en la Comunitat el año pasado frente a los 1.332 de 2020. Es un ascenso del 45%
Beatriz de Mergelina es la psicóloga al frente del Centro de Ayuda a las Víctimas de Agresiones Sexuales (CAVAS) de Valencia. Así explica el aumento de delitos sexuales que se refleja en el último balance de criminalidad del Ministerio del Interior: «Vivimos en una sociedad con mucho micromachismo. Se sigue interpretando erróneamente el hecho de que una mujer haya bebido alcohol, vaya a determinados sitios, se vista de determinada manera o salga sola por la noche. Casi como si estuviera pidiendo que la violen, como si quedara así a merced de lo que un hombre quiera hacer con ella».
También detecta que las víctimas están venciendo su silencio. «Las más jóvenes han perdido el miedo a denunciar, al qué dirán, al 'van a decir que ha sido culpa mía o que estaba borracha'».
Juan Molpeceres, abogado penalista, opina en la misma línea: «Creo que el incremento en los números se debe, principalmente, al aumento de denuncias». Se está destapando lo que antes se callaba. «Cada vez hay una mayor concienciación en las víctimas sobre la conveniencia y relevancia de denunciar», estima.
Desde su punto de vista, «algunas de las conductas, la generalidad de las personas incluso pueden no considerarlas delictivas. El límite del consentimiento es, en ocasiones, muy sutil. Y a veces no se sabe hasta dónde la víctima ha sido capaz de expresar su oposición y el infractor capaz de entenderlo y asimilarlo».
Tal y como publicó este diario, la mitad de las víctimas de delitos sexuales en la Comunitat son menores. Para Rodrigo Hernández, presidente de Save The Children en la Comunitat, «el incremento de denuncias indica sin duda una mayor concienciación». Pero esto «no es suficiente». Opina que no hay que bajar la guardia ante «las nuevas tecnologías o el consumo de pornografía entre los jóvenes».
Plantea Hernández la necesidad de «campañas de prevención, información y sensibilización para todos los niños y niñas y profesionales de su entorno» ante la realidad de los delitos sexuales.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La palygorskita, los cimientos del vino rancio en Nava del Rey
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.