¿Dónde termina la diversión y empieza el acoso escolar? Comienza el nuevo curso universitario. Las novatadas ya han iniciado antes de que los alumnos hayan siquiera pisado las aulas. El pasado domingo, los estudiantes ya comenzaron a increpar a sus nuevos compañeros.
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Novatadas que ... comienzan como bromas hasta que alguien sale herido. Una tradición al más puro estilo americano que se ha asentado en Valencia. Ritos de iniciación en los que los jóvenes participan. Muchos apenas tienen 18 años y como cualquier chaval de su edad tienen un único propósito: ser aceptados por el grupo.
Pero llega la noche. El alcohol y las ganas de diversión pueden terminar por descarrilarse. ¿Dónde está el límite para estos universitarios? Los vecinos de la Plaza Honduras han visto a los novatos tener que atravesar por todo tipo de «pruebas» que se supone que les garantizará un hueco en la pandilla. Una ilusión adolescente que puede terminar con algún herido.
El pasado domingo, los recién llegados tuvieron que enfrentarse a todo tipo de retos, a cada cual más peligroso. Cosas que probablemente no harían en estado de sobriedad. O si la presión social no los impulsara a participar. Desde tener que meterse en contenedores hasta tumbarse en el suelo mientras otro alumno le vierte la botella en la boca. Ya no se trata de beber para pasarlo bien, si no hacerlo hasta desfallecer.
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No sólo juegan con la salud de los novatos los organizadores. También hacen lo posible por conseguir humillarlos. Les obligan a andar en fila india siguiendo las órdenes del que se corona como cabecilla. Y comienza la diversión para el que manda y el suplicio para el que lo sufre.
Los recién llegados son obligados a andar a gatas por la Plaza Honduras (que tras una noche de botellón queda en condiciones deplorables«. Incluso les hacen hacer entrenamientos como si acabaran de entrar en la academia militar. Forzados a hacer flexiones para ganarse el respeto de los »jefes« del grupo. Las novatadas van más allá de las películas de Hollywood y se han instaurado en Valencia como nuevas y peligrosas »tradiciones«.
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El año pasado incluso se produjo una batalla entre entre residencias, con visitas de los alumnos de la Galileo Galilei a la RESA a lo largo de al menos dos noches. En esos enfrentamientos, hasta que la Universitat de València tomó la decisión de cerrar el campus y dejar abierta únicamente la entrada peatonal, cientos de chavales fueron hasta la RESA para lanzar huevos, harina y basura contra las ventanas del centro privado.
Desde la residencia Damía Bonet han querido pronunciarse para mostrar su desaprobación ante estos actos. «En línea con nuestra estrategia de prevención y cero tolerancia con estas prácticas, este año hemos puesto en marcha una serie de medidas adicionales al Protocolo de actuación ante conductas de acoso y agresión, porque el bullying, las novatadas o cualquier tipo de violencia son faltas de respeto que no vamos a pasar por alto. Estas acciones diseñadas en colaboración con la Universidad y las autoridades, buscan prevenir cualquier tipo de vandalismo o violencia asociados a estas prácticas, especialmente en este periodo tan señalado del año», han compartido desde la residencia de estudiantes.
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En el nuevo protocolo se contemplan nuevas medidas como la elaboración de un plan de seguridad conjunto con la UV que incluye el cierre del Campus en las semanas más críticas, la coordinación con la Asociación Vecinal Plaza Honduras para establecer acciones conjuntas, y la realización de una campaña de concienciación dirigida a nuestros residentes.
Además, desde la residencia de estudiantes ya han puesto en conocimiento de las autoridades los hechos que tuvieron lugar el pasado domingo para que tomen las acciones pertinentes en función de cada caso.
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No sólo sufren los estudiantes por estas prácticas que pueden poner en grave peligro su salud (hablamos desde comas etílicos a padecer heridas de gravedad). El hartazgo vecinal también es latente. Los vecinos de la zona tiemblan cada vez que se acerca el mes de septiembre: su descanso se ha terminado.
Javier Soler, el presidente de la Asociación de Vecinos de Plaza Honduras, lamenta: «Esto es una lotería. Nunca sabemos qué día se les va a ocurrir empezar con las novatadas. Más allá del escándalo que montan con los botellones...» Año tras año, los residentes se ven abocados a padecer la misma situación que acaba con la degradación del barrio por la cantidad de basura desparramada tras las largas noches de fiestas estudiantiles y las llamadas constantes a la Policía.
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Este jueves 12 de septiembre es el primer jueves universitario y, como confirman fuentes policiales, la quinta y la sexta unidad de distrito se ubicarán en la zona del Campus de Tarongers y de Blasco Ibáñez con tal de prevenir los accidentes.
Desde la Asociación Vecinal de Plaza Honduras y también de los barrios adyacentes han solicitado reunirse con la Regidoría de Policía Local de Valencia «para exponerle al concejal de Seguridad Ciudadana Jesús Carbonell la necesidad de un plan anual de actuación policial». Como comentan los vecinos, esta situación «sólo añade ruido y desórdenes públicos a un barrio que no descansa ningún día del año ». Javier Soler, el presidente de la asociación, comenta que están pendientes de una resolución del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) para que se declare el lugar como zona 'ZAS'. Esto implicaría que los locales de ocio cerrarían antes sus puertas y que, por ende, el problema se corregiría, al menos en parte.
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