Borrar
El precio de la luz se deshincha con la nueva tarifa este sábado: las cuatro horas prohibitivas para enchufar electrodomésticos
Rafael Aparicio, emprendedor valenciano detrás del proyecto Biomival.
La naturaleza como inspiración

La naturaleza como inspiración

Una prometedora turbina diseñada en Valencia sigue el modelo del pico de un flamenco para obtener energía maremotriz

antonio villarreal

Lunes, 11 de mayo 2015, 14:38

Rafael Aparicio, el emprendedor detrás del proyecto Biomival, no siguió precisamente un camino en línea recta para llegar hasta aquí. Hoy en día, lidera a un equipo de ingenieros que trata de desarrollar una pequeña turbina capaz de crear más energía de las olas marinas que los modelos disponibles en el mercado. Y lo más sorprendente es que está bioinspirada en el pico del flamenco rojo ("Phoenicopterus ruber"), una ave bastante común en los humedales de la Comunidad Valenciana.

"La primera empresa realmente la monté en 1993. Era de consultoría relacionada con formas tridimensionales complejas, pero ya luego me dediqué a otras tareas", cuenta Aparicio. Aunque venía del mundo de la ingeniería técnica, su periplo le llevó a enrolarse, hace 15 años, en un máster en filosofía. "Entonces estaba estudiando algo que me gustaba mucho, que era el tema de la mente, el cerebro, todas esas cuestiones más etéreas", recuerda. Y así, investigando cómo funcionan las neuronas, por qué somos seres sociales, llegó a las enseñanzas de la norteamericana Janine Benyus, autora del libro "Biomimética: innovación inspirada por la naturaleza", donde explica los secretos de esta disciplina, muy relacionada con el ecodiseño. Como muestra de su influencia, Aparicio utiliza este mismo logo en la página web de su empresa.

Uno de los primeros proyectos exitosos de Biomival estuvo en la gestión de un centro de emergencias con dos médicos, un traumatólogo, dos enfermeros, dos auxiliares, una recepcionista y varios administrativos. Se producían habitualmente cuellos de botella, horas a las que acudían muchos pacientes y otras en las que no iba casi nadie. Era necesario mejorar la eficiencia del centro sin incrementar el personal o los recursos. ¿Cómo lo hicieron?

Estudiando las estadísticas de entrada y salida de enfermos, datos tales como que los pacientes tenían un 73% de posibilidades de hacer cola y que la longitud media de la lista de espera era de cinco personas. Así, inspirándose en el comportamiento grupal de las hormigas, "encontramos que la probabilidad de ocurrencia en los cruces tenía algo que ver con la probabilidad de que una serie de hormigas pasaran por un nodo de un hormiguero", dice el ingeniero.

El siguiente caso de éxito, también inspirado en la naturaleza aunque completamente diferente, fue la turbina. "Estaba buscando alguna forma de hacer algo relacionado con el ecodiseño, pero haciéndolo primero yo y que luego se incorporaran más personas", señala Aparicio. Entonces, mirando más detenidamente a la fauna de su zona, observó que había un ave, el flamenco rojo, que al comer, movía su pico de una forma muy extraña, y que como resultado generaba olas. "La curiosidad es que el pico de esta ave es capaz de generar olas por un movimiento de rotación. Por tanto, la pregunta era: si yo le aplico olas al pico de un ave, en este caso el flamenco, ¿giraría en la misma dirección? Esto llevó a un periodo muy largo de investigación. Estamos hablando de años, desde 2010 hasta ahora. Aún hoy sigue evolucionando".

Prototipo viable

Gracias a su colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia, extractaron las formas del flamenco rojo sin tocarlo, mediante el uso de resonancias magnéticas. En la universidad le ayudaron también a simplificar el diseño, para hacerlo reproducible sin perder sus propiedades. "De ahí fuimos a un centro tecnológico para ver si se movía y qué potencia podía llegar a sacar. Luego hicimos los primeros prototipos, más sencillitos, para ponerlos en el mar", explica Aparicio.

Resultó que ese diseño no sólo se movía y daba potencia, sino que además esta potencia era bastante significativa comparado con lo que había en el mercado de energía undimotriz, es decir, la generada a partir de las olas del mar. "Seguimos por esa línea y se incorporaron al equipo el ingeniero Agustín Falcó, como responsable técnico, y Manuel Quirón, que colabora en cuestiones de "marketing" y promoción. La turbina promete, y cada vez más gente está apostando por ella. Recientemente, Aparicio y sus compañeros se alzaron con el premio Sacyr a la Innovación Tecnológica y Medioambiental. "Accedimos a la aceleradora hace poco y nos van a pegar un buen empujón", dice el emprendedor.

Actualmente existen en España otras iniciativas para sacar partido energético a las olas del mar, por ejemplo, el proyecto Oceantec, que se está probando en aguas del Cantábrico y que consiste en algo parecido a una boya. Aparicio cree que su turbina, una vez desarrollada por completo, "sí es compatible con otras formas de energía mareomotriz". Pero aún queda algo de tiempo para verlo. "El proceso de validación de una turbina, o de cualquier cosa que se mueva con el mar, es muy largo. Estamos hablando de cinco años desde el momento en que lo tienes desarrollado".

La idea de Biomival es construir un prototipo pequeño, funcional, de microturbinas que se muevan con las olas del mar, e implantarlo, por ejemplo, en una pequeña instalación que sea funcional como "un pequeño puerto o un rompeolas, algo que dé energía y a la vez sirva para validar el prototipo", explica el creador de esta ingeniosa invención.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias La naturaleza como inspiración