El reto de llegar a mil kilómetros sólo con un litro de etanol

Durante cinco días, y capitaneados por el ingeniero José Manuel Luna, del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia (COGITI Valencia), estos futuros ingenieros pondrán a prueba toda su destreza para competir contra cien equipos de toda Europa y África en la carrera que se disputa bajo el lema: «Mentes brillantes se unen para construir un mundo con bajas emisiones de carbono». Se trata de una competición ecológica en la que los vehículos que participan buscan la mayor eficiencia energética, ser los más ligeros y los que menos consumen.

Este año el equipo valenciano apostará también por el modelo Urban Concept, un vehículo eléctrico que junto al prototipo que funciona con motor de etanol, llamado ECO M5, buscará ganar la carrera de la eficiencia. «Cada mes, vamos a entrenar en el Circuito de Cheste con el objetivo de conseguir recorrer mil kilómetros. Con eso llegaríamos a estar entre los diez primeros», afirma el ingeniero y capitán del proyecto José Manuel Luna, profesor de Automoción en La Marxadella.

Según explica Luna, «estamos contentos porque hemos participado en 14 competiciones en las que hemos ido cambiando y adaptando el modelo de vehículo, hemos utilizado motor de gasolina, fibra de vidrio, fibra de carbono, hemos pasado de motores de combustión con carburador a crear nuestro propio sistema de inyección».

«Estamos lejos de ganar la competición, nuestro récord está en casi 700 km con un litro de combustible. El ganador suele recorrer algo más de 2.000 km. Nuestro objetivo es recorrer mil y con eso llegaríamos a estar entre los 10 primeros y satisfechos», añade el experto.

Para que este proyecto salga adelante, José Manuel Luna comenta que sería interesante la colaboración de las empresas en el mismo, ya sea con ayuda técnica, económica o incluso con materiales. «Pueden venir al instituto y ver lo que estamos haciendo y echarnos una mano cuando quieran» comenta. Desde 2008 y de manera initerrumpida salvo las dos ediciones interrumpidas por el Covid, el instituto ha contado siempre con equipos para preparar el vehículos, además de contar con la colaboración de otros centros para cuestiones específicas.

La prueba consiste en recorrer el máximo número de kilómetros a una velocidad mínima de 25 kilómetros por hora. De ahí que la carrera se pare a los 39 minutos, describe Luna. El prototipo valenciano tiene tres ruedas, dos delanteras y una trasera, con un peso de Xx kilos.

Cada tres o cuatro años se cambia de ciudad después de estar de manera permanente 26 años en Francia. Los coches de la Marxadella han disputado pruebas en circuitos de velocidad y también urbanos. «Hemos ido a Alemania, Holanda e Inglaterra». En Valencia se hizo una pequeña competición con equipos portugueses, franceses y checos.

El propósito de la competición es recorrer cuantos más kilómetros mejor con un litro de etanol, aunque igual de importante es fomentar entre los estudiantes el trabajo en equipo, básico en la formación de estas profesiones donde prácticamente todo se hace en grupo. «La Formación Profesional es la educación que más ha crecido los últimos años», asegura Luna. «No sólo de los que terminan la ESO o el Bachiller, sino que también vienen de la universidad porque ofrecemos clases muy prácticas», dice.

Este año, el equipo de la Marxadella compite con dos vehículo, el citado con etanol y otro eléctrico. «Siempre hemos competido con motor de combustión pero este año hemos fabricado otro más grande en otra categoría, un vehículo de cuatro ruedas», comenta. El etanol sale del maíz y es un combustible ecológico. La Unión Europea lo promueve desde hace años y en cualquier gasolinera puede verse. «Los que tienen la 'E' delante incluyen un porcentaje de etanol», afirma.

Los vehículos que compiten pesan entre 20 y 50 kilos. El prototipo valenciano llega a los 37 kilos. «Es un coche muy ligero pero debe tener todas las medidas de seguridad con barras antivuelco y frenos hidráulicos; el piloto debe ir seguro», comenta.

Este año, en 39 minutos hay que dar un mínimo de diez vueltas al circuito. Para llegar a los mil kilómetros, es consciente de la necesidad de contar con patrocinadores. «Lo hacemos todo con nuestros propios medios», asegura, para explicar que deben cubrir tanto el desarrollo del prototipo como los gastos del viaje y el alojamiento. «Tenemos colaboradores, como el AMPA y alguna empresa que nos dan materiales». El deseo de todos es que las compañías del sector se fijen en ellos, entre otras razones porque de estas aulas salen la mayoría de trabajadores.

«No queremos abandonar el etanol», aunque es consciente de que en el futuro se hablará mucho de los motores eléctricos, entre otras razones por la presencia de la gigafactoría en Sagunto. Junto al coordinador, participan José Onofre, también profesor de Automoción, y Césa Luna, profesor de Electricidad y Electrónica».

Al ser una actividad extraescolarno es hay un número fijo de integrantes. «Algunos años hemos tenido 20 personas», apunta. Todos los trabajos se realizan en La Marxadella. En la Comunitat hay otros centros que han competido, uno en Alcoy y otro en Alicante, además de dos universidades. A la espera de patrocinadores, los transportes se realizan con medios propios. «Furgoneta y coche», dice sobre la expedición que irá a Francia en mayo a competir con el sueño de estar entre los diez primeros.

Respecto a su vinculación con COGITI Valencia, Luna señala que «no me he desvinculado del colegio porque nunca se sabe las vueltas que da la vida y puedo necesitarlo. Me da seguridad saber que está ahí. Además, también animo a los alumnos que llegan a la Universidad a que se colegien porque pertenecer a un colectivo te da facilidades a la hora de encontrar un trabajo».